Sobre el brazo de su cuidador, “Jilguero” abre las alas y demuestra su poderío. Cae el día y todo está dispuesto para que “Jilguero”, un Águila Harrier, sobrevuele el ‘parque infantil de tráfico’, junto a la antigua cárcel, para ahuyentar a estorninos y grajillas, que han sido, sobre todo los primeros, una auténtica pesadilla para los vecinos del barrio de San José.
La especie eligió la zona como un gigantesco dormidero, hasta tal punto que, hace dos años, a principios de verano, llegaron a reunirse entre 6.000 y 7.000 ejemplares. La protesta vecinal no se hizo esperar, ante la acumulación de excrementos, el hedor que desprendían, y el estruendo que producían las aves cuando llegaban a dormir, a la caída de la tarde.
Los riesgos higiénico-sanitarios hicieron pasar a la acción a la Concejalía de Medio Ambiente, que dirige Paloma Maroto. El Ayuntamiento intentó entonces varios métodos para ahuyentar a los estorninos. Se llevó un ejemplar de búho y varios halcones sin ningún resultado. También fracasó un ahuyentador digital —que emitía sonidos de especies depredadoras—. Posteriormente, el Ayuntamiento, con autorización de la Junta, encargó a cazadores que asustaran con escopetillas a los pájaros. Ciertamente, provocaban su huida, aunque ésta apenas duraba unos días.
Finalmente, y tal como explicaba ayer la concejala Paloma Maroto, la plaga ha podido ser controlada tras la combinación de cuatro métodos: el vuelo de aves rapaces, los vuelos controlados de aparatos de aeromodelismo, el lanzamiento de material pirotécnico y el disparo con armas de aire comprimido; el método, de los cuatro, menos utilizado, porque “el objetivo no es matar, sino dispersarlos y que busquen otro lugar para dormir”.
El viernes, la empresa cordobesa Abecor, empleó varios de estos métodos en “el parque de tráfico”, donde, según Maroto, “los estorninos ya no van a dormir”, mientras que en otro de los ‘focos’ utilizados por la especie, el parque de la Dehesa, junto a la Comandancia de la Guardia Civil, el número de aves “ha bajado de forma considerable”, hasta alcanzar los dos centenares.
Junto a la vieja cárcel hay menos estorninos, pero, sin embargo, hay decenas de grajillas. “Los técnicos dicen que es bueno ahuyentarlas porque otras especies interpretan su presencia como una zona segura y corremos el riesgo de que la invasión de estorninos regrese”.
Antes de que ‘Jilguero’ ataque las copas de los árboles, en el cielo vuela un aparato de aeromodelismo, que en su forma y serigrafía recuerda a una fiera ave rapaz. Cuando el ‘avión’ sobrevuela a baja altura, las grajillas se lanzan sobre el aparato; cuando levanta, se produce la dispersión. La acción del aparato se completa con el lanzamiento de varios ‘cohetes’. ‘Jilguero’ entra en acción y ahuyenta a estorninos y grajillas.
Maroto mantiene que “no podemos bajar la guardia”, de manera que “volveremos otro día para seguir molestando a los pájaros” que no emigrarán hasta la llegada del frío y la caída de la hoja. “La plaga está ya controlada, porque ya no son un número que suponga problemas de higiene y seguridad”, apuntó Maroto, quien, no obstante, recalcó que el Ayuntamiento seguirá ‘ojo avizor”.
CAPTURA Y MARCA
Maroto explicó ayer que la Concejalía trabaja en plantear las acciones a desarrollar el próximo año para el control de la plaga. En esta línea, indicó que en los próximos días se realizará la captura de algunos estorninos, que serán marcados, con el fin de vigilar sus movimientos y comprobar, por ejemplo, si se desplazan a otras provincias, caso de Ávila, que ha sufrido también la invasión de la especie. “Sería bueno colaborar con otros ayuntamientos vecinos, como el de Ávila”, dijo Maroto.
Por otra parte, la concejala explicó que el Ayuntamiento pretende “trabajar con gente de Segovia”, en lugar de recurrir a empresas de fuera, para llevar a cabo las acciones de control el próximo año. A este respecto, indicó el propósito de recabar la colaboración del Club Deportivo de Aeromodelismo Los Halcones y de continuar con la ayuda de cazadores segovianos.
Maroto señaló que algunos pájaros se refugian en los árboles de la Residencia de Mayores de San José. Dado que no es posible utilizar armas de fuego en la zona, Maroto señaló que “sería bueno que, a través de la asociación de vecinos, se intentará hacer alguna actuación para que estos árboles no sirvan de refugio”.
