Jazz, swing y blues inundarán el martes el Teatro Real con el estreno de la ‘american opera’ ‘Street Scene’, de Kutr Weill (1.900-1950), que combina estos género con el verismo cercano a Puccini en la que se considera la obra cumbre de la etapa americana del autor alemán.
Los “puristas” de la ópera tienen que estar al borde del “infarto” con la presente temporada del Teatro Real, en la que, salvo ‘Aída’ y ‘La Bohéme’, todos los títulos, de una u otra manera, bordean el género. Es la impresión del propio Joan Matabosch, director artístico del coliseo madrileño, que presentó el pasado miércoles este montaje.
“Tienen que estar muy desconcertados”, reconocía para definir el repertorio como “antipurista” y con el objetivo de “escarbar” en las fronteras del género con obras como la actualmente en escena ‘Dead Man Walking’, ‘Lucio Silla’, la particular ‘Carmen’ de Calixto Bieito, o las próximas ‘Gloriana y ‘Die Soldaten’ que, según el directivo, está en el límite de lo que puede hacer el Teatro “sin saltar por los aires”.
En la misma línea está la pieza “alejada de cualquier dogma” de Weill y basada en la obra de teatro homónima (y premio Pulitzer) de Elmer Rice, que se encargó del libreto junto al poeta y activista afroamericano Langston Hughes. “Una de las obras maestras más extraordinarias del teatro musical americano”, subraya Matabosch, coincidiendo con las previsiones del propio autor. “Dentro de 75 años se considerará mi mejor obra”, auguró.
Desconcierto
Sin embargo, aunque Weill la compuso para Broadway, quiso expresamente que fuera una ópera y no un musical y, en su estreno en 1947, provocó desconcierto ya que era una “obra imposible” para el sistema de producción de Broadway y también un producto absolutamente atípico para un teatro de ópera, tal y como escribe Matabosch. Aún así, inauguró los premios Toni ganando el galardón a Mejor Partitura Original.
El montaje del Teatro Real, en coproducción con las óperas de Montecarlo y Colonia, cuenta con John Fulljames (director de la Ópera Real de Dinamarca) como director de escena y Tim Murray como director musical. Ambos ya participaron en otra premiada versión londinense en pequeño formato que también se estrenó en el Liceu en el año 2013.
Fulljames considera que Weill, que llegaba a Estados Unidos huyendo de los nazis y con la experiencia de haber colaborado con Bertolt Brech, inventó la ‘ópera de Broadway’, de la que ‘Street Scene’ es su “obra cumbre”.
Un “espectáculo completo”, según asegura, que combina el poder del texto con el de la música para contar una historia. También la define como una “obra de fusión” de géneros y gentes de todas partes, “muy exigente” porque requiere de coro, orquesta, buenos cantantes, bailarines y actores que se sientan cómodos con la música, y “hasta un perro”. En definitiva, una representación “enorme” con 43 seres humanos para mostrar un viaje del naturalismo al lirismo.
Mezcla de géneros
La mezcla de géneros se unirá a la fusión de partes habladas, arias, dúos, números de conjunto, de baile y canciones, articulando las varias historias superpuestas con una escritura orquestal refinada, eficaz y concisa, heredera de la tradición europea, pero contaminada por todas las influencias musicales de su época a ambos lados del Atlántico.
“Desde el punto de vista del público, si la música funciona, no se sientan a pensar en la diversidad de género”, explica Murray, que destaca la expresión libre que del Jazz hizo Weill al servicio del drama y lo bien que casa todo el esqueleto musical ante tanta diversidad.
La soprano estadounidense Patricia Racette, el barítono brasileño Paulo Szot y el tenor puertorriqueño Joel Prieto encabezan el reparto. Racette, que debuta en el Real, es también cantante de cabaret americano y Szot cuenta con un Tony por su participación en Broadway. Ambos destacaron su experiencia en otros géneros para aplicarlo a la ópera.
Textos al ritmo de jazz, con inflexiones y jergas para ‘pintar’ el gran mosaico de vidas de migrantes de distintas nacionalidades en el Nueva York de posguerra.
