Javier Sanz tiene 33 años, posee un título de grado, dos de máster y uno de experto universitario. Podría presumir de más de una década de trabajo en el ámbito turístico y cultural con experiencia en el ámbito de la gestión pero, sobre todo, presume de ser de su pueblo: Armuña. Un municipio de apenas doscientos cincuenta habitantes, enclavado en la Campiña, allá donde el río Moros se encuentra con el Eresma y las estribaciones del macizo de Santa María de Nieva.
En una reinterpretación del tradicional examen de los cien días de los políticos, nos interesamos sobre los primeros pasos de este alcalde novato.
—¿Por qué decidiste presentarte al cargo de alcalde de Armuña?
—Cuando me hacen esta pregunta siempre bromeo con eso de “alguien tenía que hacerlo”, pero en realidad fue un paso al frente que dimos un grupo de jóvenes del pueblo sin que nos moviera otro interés que el cariño a nuestra tierra y las ganas de verla prosperar. Hablo en plural porque yo no soy más que una pieza de un excelente equipo: personas de entre 28 y 33 años con raíces en el ámbito rural, con estudios superiores y experiencia laboral en Economía, Historia, Trabajo Social, Educación, Cultura y Turismo, deseosas de trabajar voluntariamente por el porvenir del lugar que les vio crecer y que les formó como personas con valores ligados a la tradición y a aquel saber “de antes” que no es fácil de encontrar en ámbitos más urbanos.
—¿Qué consideras que podéis aportar tú y tu equipo? ¿cuáles son las líneas prioritarias de vuestro programa?
—Entendemos que nuestros años de servicio en el Ayuntamiento podrán ser una manera justa de devolver al pueblo todo lo que antes nos ha dado. En este equipo convergen varios factores que creemos clave para el éxito de cualquier proyecto: como personas que se han criado en Armuña, conocemos perfectamente a nuestros vecinos, sus problemas, sus necesidades… asimismo, sabemos cuáles son las carencias de nuestro municipio. Por otro lado, nuestra formación y experiencia laboral puede ser una buena herramienta para encontrar soluciones a esas necesidades. Por último, nuestra juventud es importante a la hora de asumir cierta carga de trabajo físico necesaria para sacar adelante pequeños proyectos y trabajos que, de tener que hacerse exclusivamente por empleados municipales, serían inasumibles por falta de medios físicos, y si se tuvieran que encargar a empresas externas, serían inasumibles por su coste económico.
Puesto que no todo va a ser bueno, como novatos pecamos de cierta inexperiencia que nos puede llevar a meter la pata en algunas ocasiones. Afortunadamente, casi todo es fácilmente subsanable. Lo bueno de la inexperiencia, es que se pasa con el tiempo (bromea).
Respecto a nuestros proyectos, son muchos y muy diversos. Armuña tiene gran cantidad de necesidades, algunas de ellas se vienen arrastrando desde hace décadas, y hay que darles solución. Como los recursos son limitados -muy limitados, generalmente- nos movemos para resolver primero las más urgentes, priorizando la dimensión de los problemas que generan, el número de vecinos que se ven directamente afectados y la demanda social. Desde el primer momento nos marcamos como línea prioritaria escuchar e informar a nuestros vecinos, para que nos ayuden a mantener la buena senda, y para ello hemos establecido una figura, que hemos llamado Foro, y que funciona como una asamblea consultiva; la reuniremos al menos un par de veces al año.
Precisamente del Foro que celebramos el pasado agosto hemos recogido un testigo muy importante que nos lanzaron los vecinos: la necesidad de reabrir un local de titularidad municipal que tiene licencia de bar y que, desde el pasado febrero, permanece cerrado. Puesto que nos debemos a la gente de Armuña y la demanda social es enorme, hemos puesto en marcha el proceso de licitación de la concesión de este servicio de bar. Además, aprovechando que se trata del lugar que antes ocupaban las escuelas del pueblo -un bonito edificio construido en 1932- hemos trabajado para devolver al sitio ese aire retro, vintage, que estamos seguros gustará mucho. La nueva decoración se ha realizado empleando mobiliario original de aquellas escuelas de pueblo de los años 50 y 60, e incluso algunas piezas originales de tiempos de la república. Fotografías escolares antiguas de los vecinos del pueblo decorarán las paredes… en definitiva, algo entrañable y, a la vez, un concepto de “bar de pueblo” muy distinto a lo que habitualmente se suele encontrar, que casi podríamos definir como bar-museo.
Hay otros asuntos que nos ocupan y también son muy necesarios: pavimentación de calles, renovación de redes de abastecimiento, recuperación de zonas verdes, eficiencia energética… y uno que esperemos pueda convertirse en eje central de la legislatura, la remodelación de la plaza del Caño, que siempre ha sido el espacio principal de encuentro y ocio de la gente del pueblo y que actualmente presenta un estado deplorable. Suena mal decirlo, pero hemos llegado a un punto de abandono en el que tenemos “el salón de nuestra casa” hecho un desastre. Somos conscientes, eso sí, de que estos proyectos son muy costosos, y esperamos conseguir el apoyo de otras Administraciones para poder llevarlos a cabo.
Por último, aunque no menos importante, estamos en proceso de aprobación del escudo y la bandera de Armuña. Esto nos hace especial ilusión, pues el nuestro es uno de los pocos pueblos que aún no dispone de estos símbolos, imprescindibles para fomentar un sentimiento de identidad colectiva, de pertenencia a un lugar. Esperemos pronto puedan lucir en la fachada del ayuntamiento.
— Cómo ha sido su experiencia durante estos primeros meses de “aterrizaje” en el cargo: cosas que le han llamado la atención, sorpresas (buenas o malas)… etc.
—Ha habido de todo, momentos buenos y otros no tanto. La llegada a un cargo de este tipo viene sin manual de instrucciones y se hace más o menos cuesta arriba dependiendo de la voluntad de las personas que te preceden. En nuestro caso, debo decir que hemos contado con un apoyo inestimable de los funcionarios municipales y del personal de la Diputación, que han hecho que las cosas fuesen mucho más llevaderas. De este proceso de adaptación, me quedo con lo bueno, con los mensajes de ilusión de aquellos vecinos que ya no confiaban en un relevo generacional para el pueblo casi un cuarto de siglo después.
Aunque parezca un poco ñoño, me emociona recordar el día de las elecciones, cuando llegamos a Armuña al anochecer, pues veníamos del recuento de la mesa electoral de Carbonero de Ahusín, que es pedanía de nuestro municipio. Aunque llovía, buena parte de los vecinos nos esperó en la plaza durante más de media hora tras el recuento para darnos la enhorabuena. Esos pequeños gestos dicen mucho de la ilusión que nuestros vecinos han depositado en nosotros, aunque no voy a negar que la responsabilidad que se extrae de ellos asuste a un novato como yo.
—Qué ha sido hasta ahora lo más difícil o desagradable
—La gente nos ha puesto las cosas bastante fáciles, casi siempre. No es fácil decir a un vecino que su necesidad no es prioritaria o que no va a obtener los resultados esperados de inmediato, pero, por lo general, las explicaciones sinceras y racionales consiguen que la gente comprenda la visión global de las cosas. También tenemos la suerte de que los miembros del equipo, además de compañeros en el ayuntamiento, somos amigos desde la infancia, por lo que podemos resolver u olvidar los disgustos de la mejor manera posible: con comida y bebida (y no siempre por ese orden).
—Qué ha sido lo mejor hasta la fecha
—Aún es pronto para evaluar resultados de proyectos, pero el proceso de poner en marcha algunos de ellos está siendo muy gratificante. Cuando la carencia de medios materiales, humanos y casi económicos es prácticamente total y te ves obligado a echar mano de la colaboración vecinal, cuando necesitas cuatro pares de manos para vaciar un trastero y aparecen veinte pares, cuando pides un favor “sin prisa” a alguien que tiene un tractor y a las pocas horas recibes un mensaje de “ya lo tienes hecho”, cuando ves que tus vecinos responden con ilusión y se implican en los proyectos que iniciamos, eso es maravilloso. Con eso me quedo, con poder contribuir a que las personas recuperen la ilusión por cuidar de su pueblo. En un lugar tan pequeño, poder contar con tantas personas de una enorme calidad humana es un tesoro.
—¿Alguna otra cosa que te parezca divertida o digna de resaltar?
—Ya hay unas cuantas… todas esas situaciones cuasi-surrealistas que nos han expuesto algunos vecinos, que darían para escribir muchos posts pero que deben quedar en el campo de la discreción… ¿Algo que se pueda contar? vaciando trasteros apareció el mobiliario que usaban los maestros en época de la república, en muy buen estado de conservación. Como además de nostálgico soy algo apañado, no me pude resistir a restaurarlo con mis propias manos. Ahora decora mi despacho en sustitución de una mesa de chapa negra que daba miedo y una silla raída que daba más miedo aún, ¡menudo cambio! Siendo certeros, apareció ese mobiliario antiguo, más de una tonelada y media de chatarra, dos remolques de trastos viejos inservibles… ¡ha aparecido de todo menos el bastón de alcalde, que nadie sabe decirme dónde ha ido a parar! ando de evento en evento con uno prestado. Como ves no todo ha sido tan bucólico (se ríe mientras bromea).
Otro aspecto que me ha sorprendido gratamente es el altísimo nivel de integración tecnológica que tienen estos ayuntamientos pequeños. Todo fruto de una fantástica inversión realizada sobre todo por iniciativa de la Diputación en los años pasados, para poner en marcha unas plataformas de gestión, sedes electrónicas… muy avanzadas, y para mantenerlas en constante actualización. En nuestro caso, con una corporación joven y un secretario que es de nuestra misma edad, se agiliza muchísimo el trabajo del día a día del ayuntamiento. Es, sin duda, el futuro de la gestión de este tipo de Administraciones. Otro aspecto en el que las nuevas tecnologías son muy útiles es la comunicación con los vecinos: una story de Instagram o una buena red de difusión de mensajes en los grupos de Whatsapp hacen maravillas y permiten llegar, casi inmediatamente, a mucha más gente que las páginas web tradicionales o los tablones de anuncios.
—¿Es posible acercar la gestión vecinal a los jóvenes?
—Es posible, y necesario. De nada sirve que los jóvenes nos quejemos de la situación de nuestros pueblos y busquemos culpables, si no hacemos por coger las riendas. Veo muy necesario exigir soluciones a entidades de niveles superiores, pero no debe perderse de vista que muchos pequeños esfuerzos individuales sumados también son capaces que hacer que ciertas cosas empiecen a moverse. Si nuestros abuelos y nuestros padres asumieron estas mismas responsabilidades en su día, ¿por qué nosotros vamos a escaquearnos?, ¿por qué vamos a dar la espalda a quienes nos formaron como personas?
Los jóvenes no tenemos que avergonzarnos de decir que somos de pueblo, de haber estudiado en la escuela rural -esa que tiene las mismas notas que Finlandia en los informes PISA-… debemos pelear por desterrar estereotipos impuestos desde el ámbito urbano y demostrar que nuestros pueblos son abiertos, libres, tolerantes y tecnológicos, que aquí se puede vivir y trabajar en buenas condiciones (con un esfuerzo extra para algunas cosas, eso sí, pero que se ve altamente recompensado en muchas otras).
Este bar busca dueño, oportunidad de negocio en Armuña
Emplazado en las antiguas escuelas, en el centro de Armuña, el local está plenamente equipado y amueblado, está recién reformado, dispone de una amplia terraza exterior y cuenta con licencia de bar con cocina. El Ayuntamiento de Armuña está licitando la explotación del negocio, cuyo precio base de salida es de 600 euros anuales, que incluyen las tasas de agua, basuras, alcantarillado y la calefacción.
En el mismo edifico existe además una vivienda que, aunque precisa de pequeñas reformas, en un plazo razonablemente corto de tiempo podría ser objeto de cesión junto con el bar.
Aquellas personas interesadas pueden consultar todos los detalles y requisitos en el perfil del contratante, accesible desde la web www.aytoarmuna.es; disponen de 30 días para presentar sus solicitudes. Para obtener más información, pueden contactar con el Ayuntamiento en el correo electrónico ayuntamiento@aytoarmuna.es, o en el teléfono 921 566 001 en horario de Secretaría (los martes y jueves de 9:00 a 14:00 horas).