En mi columna anterior del 10 de octubre titulaba ‘¡A votar!’. Era una posibilidad que se podría dar a tenor de la recogida de firmas por socios de la Gimnástica Segoviana para provocar una asamblea solicitando una votación sobre la conversión en una Sociedad Anónima Deportiva o no. Pues bien, habiéndose conseguido más del porcentaje requerido en los estatutos de la sociedad para tal iniciativa, procede dicha consulta; es decir, es justo y necesario que se vote. Que se vote en las urnas y que se bote saltando de júbilo, porque significa que se recupere un sentido democrático y además la participación activa de los socios en el club en el que militan.
¿Y por qué deben votar los titulares del club, que son los socios? Muy sencillo: solo es poner de justificación un decálogo muy significativo:
1º.- Porque se les da la oportunidad de participar; y eso es muy importante, pueden opinar simplemente por meter una papeleta en una caja.
2º.- Porque estamos en una época en que hay que renovarse, renovar o morir de aburrimiento ¿y…quién desea aburrirse?
3º.- Porque el club de la Gimnástica es de Segovia, y esta ciudad se merece tener un equipo de mayor categoría.
4º.- Porque hay que ser emprendedores y no contentarse con estar mirando el horizonte sin intentar acercase a él.
5º.- Porque el riesgo es un valor añadido que exalta a los que se atreven a superarlo.
6º.- Porque el futuro es de los valientes que luchan por algo mejor sin pensar en los miedos que te puedan entrar ante tal osadía.
7º.- Porque la junta directiva de la Gimnástica Segoviana, C.F. se merece que le acompañen en obras futuras.
8º.- Porque hay noventa años de historia y debe perpetuarse con más prestancia.
9º.- Porque hay que ilusionar a los ciudadanos que sienten el devenir gimnástico.
10º.- Porque en la vida solo existe una meta que es absolutamente natural: mirar siempre hacia adelante.
El sábado día 9 de noviembre, en el lugar y hora que próximamente se anunciará, hay una cita para que los socios que lo estimen pertinente acudan a expresar su voluntad, una voluntad que puede abrir puertas. Nadie está en posesión de la verdad, de lo bueno o malo de la decisión; pero ¿vamos a renunciar a la práctica del decálogo reseñado? ‘Est quaestio’ ahí está la cuestión.
