Hablar del apellido Guerra en atletismo son palabras mayores. Padre e hijo, Paco y Javi, han protagonizado episodios fantásticos para el deporte español y orgullo para un montón de segovianos; y lo que nos queda por disfrutar con el pequeño de los Guerra. Sin ir más lejos, con la convocatoria para los Juegos de Tokio el año que viene. Pero hoy el protagonista como personaje genuino le corresponde al ‘páter’ familias Francisco Guerra.
Otro buen atleta, Luis Cuesta, buscaba a Paco para acudir a los entrenos del Blume; y su madre, con ese espíritu protector maternal, le decía: “Paquito, ¡dónde vas ahora a correr por ahí! Si tú no vales para esto” Pues… si llega a valer, rompe todos los records. Otra anécdota: estando en el Colegio Marista con Luis, al final del rosario de la tarde se iba poniendo las zapatillas de entreno en la misma capilla para no perder tiempo al cambiarse en el vestuario.
A Paco ya se le vieron muchas maneras cuando se proclamó campeón del mundo universitario de cross, en Suiza, año 1973. Es íntimo amigo de un portentoso atleta español: Martín Fiz. Eso no fue óbice para que en Amorebieta, Campeonato de España de Cross en 1993, sucediera lo siguiente: existía en el recorrido una pancarta que decía: “Martín, enseña a los españolitos lo que vale un vasco”. Bueno, pues casi en la meta, Paco pegó el hachazo, adelantó a Martín y fue campeón a sus 35 añitos, y después de haber estado siete años sin correr. Eso solo es capaz de realizarlo una persona que, tomando una decisión, la ejecuta con todas las fuerzas que están a su alcance y más.
Ahora Paco pertenece al equipo de atletas aficionados ‘El Turno de las 9’. Un grupo de cuasi veteranos, por no decir veteranísimos; pero con una entereza y alegría que, pareciendo chicos de veinte primaveras, sale todos los domingos a correr por nuestras veredas segovianas. Después degustan el choco-churro, alimento básico del equipo, y a casita. Paco es, por tanto, merecedor de ser un personaje genuino del deporte segoviano.
