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Japón trata de evitar sin éxito una fuga radiactiva que ya es incontrolable

por Redacción
18 de marzo de 2011
en Internacional
Una superviviente pasea entre los escombros de lo que fue su casa. / Efe

Una superviviente pasea entre los escombros de lo que fue su casa. / Efe

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Japón vive horas de incertidumbre. A pesar de tratar por todos los medios de frenar la fuga radiactiva, la situación parece incontrolable. Helicópteros militares y camiones cisterna arrojaron ayer toneladas de agua marina en un intento desesperado por enfriar el reactor número tres de la planta de Fukushima, que emite elevados niveles de radiación. Jugándose la vida, operarios, militares y policías japoneses trabajaron contrarreloj para refrigerar la unidad tres de la central, algo que, según TEPCO, la empresa que la opera, logró introducir al menos algo de agua en las piscinas de combustible nuclear.

Así, a primera hora, en varias pasadas, los helicópteros de las Fuerzas de Auto Defensa de Japón lanzaron agua sobre el reactor 3, lo que provocó que emitiera vapor de agua, indicativo de que el líquido llegó a las barras de combustible utilizado, altamente peligrosas. Los helicópteros sobrevolaron el reactor a una altura de menos de 100 metros, pero, según fuentes militares, sus diez tripulantes no sufrieron una radiación grave, ya que, tras ser descontaminados, presentaban un nivel inferior a los 60 milisievert, frente a los 100 que se consideran el máximo en una misión de emergencia.

En una segunda operación, se sumaron camiones que se turnaron para lanzar agua sobre la planta, en un intento por refrigerarla y evitar que el combustible radiactivo usado quedase expuesto.

Tras la operación, TEPCO indicó que no había detectado grandes cambios en los niveles de radiación en los alrededores de la planta, pese al vapor que se elevó desde la piscina de combustible.

Los responsables de la empresa, que hoy tenían previsto seguir arrojando agua a esa unidad, trabajan también para devolver la electricidad a la central. El objetivo de los técnicos es reactivar, al menos parcialmente, el sistema de refrigeración de las instalaciones, dañado por el terremoto del día 11 y el devastador tsunami que lo siguió y causó más de 15.000 víctimas.

El Gobierno japonés, no obstante, aseguró que «no hay planes de ampliar el área de evacuación más allá del radio establecido de 20 kilómetros de la planta de Fukushima».

La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón insistió en que la prioridad es enfriar con agua suficiente los reactores tres y cuatro, que presentan los problemas más serios, y especialmente sus piscinas de combustible atómico. Éstas sirven para guardar el combustible ya utilizado sumergido en agua a fin de evitar su sobrecalentamiento. Si el nivel del agua baja, la subida de temperatura puede llegar a provocar fuego y, por tanto, nubes de material radiactivo.

Según los ocupantes de uno de los helicópteros militares que sobrevolaron la zona, en la piscina de la unidad cuatro todavía se apreciaba agua. Las piscinas de estas dos unidades estaban situadas cerca del techo del edificio que albergaba los reactores, pero éste quedó seriamente dañado a causa de explosiones de hidrógeno, por lo que no hay una cubierta que disminuya sus emisiones.

El Ejecutivo japonés evacuó a 200.000 personas en un radio de 20 kilómetros en torno a la central e instó a los que viven entre 20 y 30 kilómetros a que no salgan de sus casas, cierren las ventanas y apaguen el aire acondicionado.

La embajada de Estados Unidos en Japón, por su parte, recomendó a sus ciudadanos que se encuentran en un radio de 80 kilómetros de la central que abandonen la zona, al tiempo que el Pentágono anunció que enviará un grupo de expertos para ayudar a Japón en su crisis nuclear.

A última hora de ayer, los operarios habían conseguido instalar algunos cables eléctricos en la planta con la esperanza de poder alimentar hoy viernes, los sistemas de refrigeración del reactor dos, cuya vasija de contención está parcialmente dañada y entraña un nuevo riesgo de fuga.

En los trabajos realizados para llevar a cabo esta labor de enfriamiento, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó ayer de que 23 personas resultaron heridas en la planta, otras dos están desaparecidas y en más de 20 se ha confirmado contaminación radiológica de diverso grado. Aunque, las cifras están sujetas a cambios.

Pero las consecuencias del terremoto ya empiezan a arrojar cifras concretas. Hasta el momento, las autoridades aumentaron a 5.429 los muertos y a 9.594 los desaparecidos, aunque se teme que la cifra final se incremente en algunos municipios de las provincias más afectadas.

Así, más de 100.000 militares y reservistas japoneses, ayudados por voluntarios extranjeros, peinan la zona devastada en busca de supervivientes. Los equipos de rescate luchan contra el frío y la destrucción. Por ahora, han rescatado a unas 26.000 personas.

Casi 80.000 edificios y viviendas fueron destruidos y más de medio millón de evacuados vive en unos 2.500 refugios, muchos de los cuales no tienen agua o electricidad.

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