El paso del tiempo en la Real Fábrica de Vidrio de La Granja (I)
La historia de la Real Fábrica de Cristal de San Ildefonso, tiene un brillante y largo camino. El apoyo de la Real Casa, el Pinar de Valsaín, los incendios, el cierre… Todo ello superado, la ha llevado hasta ahora donde continúa siendo espejo donde mirarse cuando de cristal, del mejor, se busca.
Lo que ahora va a encontrar el lector son datos, la mayoría escuetos, del camino recorrido. No se trata de certificar una cronología. Más bien, de reflejar un “rosario” de sucedidos, de situaciones que han determinado sus distintos avatares.
Sitúense. Año 1727. El reino de España está en manos de Felipe V. Este intenta crear fábricas en España que acaben con la obligada y necesaria importación. Entre otras, ordena a su secretario de Estado, Joseph Patiño, que encuentre la posibilidad de construir una fábrica de vidrio plano. Para empezar a andar hay que buscar, cuando menos, dos puntos de partida:
-Que en el lugar, o en su entorno, se encuentren materiales necesarios para que la “rueda” comience a girar. Así, para calentar los hornos está la madera de Valsaín. También en la zona se encuentran arenas, que llegaron de Bernuy y Espirdo. Y si bien es cierto que también era necesaria la Barrilla (1), por más que en Segovia no hubiera, la encontraron en Murcia.
-Buscar un técnico que ponga en marcha la fabricación de lo que se pretende. Ahí “aparece” el catalán Ventura Sit (2), al que, para que ejerza, le construyen un pequeño horno “en una barraca” del Real Sitio, que manda construir Andrea Procaccini, Aposentador Mayor de palacio. Ahí, en ese lugar, trabajan durante diez años.
En este último apartado se “mueve” otra historia. Se dice, se oye, se comenta en los alrededores de la Plaza de los Dolores, sobre todo los domingos por la mañana, que fueron Ventura y su compañero Carlos Sac los que se ofrecieron al rey para iniciar la producción de vidrio, y que este aceptó.
Ha transcurrido una década. Felipe V continúa en el poder. Por los datos que le han puesto sobre la mesa conoce que la “fábrica” de vidrio plano funciona. Se pretende, cuando menos, que “sus” palacios puedan cubrir las necesidades en ventanas y balcones. De ahí su disposición de construir, ahora sí, una fábrica. La idea se lleva a la práctica. Zona, junto a la Ermita de Los Dolores, en el lugar que ahora se conoce como “La Calandria”.
Abierto el grifo y como la fabricación funciona, necesario se hace buscar más técnicos. En España no hay. Felipe V no quiere que su idea fracase y hace todo lo posible por encontrar. Así, remite escritos a sus embajadores de los países “afectados”. El “invento” falla. Cierto que maestros hay, pero está muy cotizados.
Segundo paso. La Corte selecciona un emisario que viaje de “incognito” a Francia, Alemania e Italia. Año 1746. El emisario conecta en París con técnicos vidrieros. Los franceses consideran que aquello es ilegal, lo detienen y le envían a la cárcel. Entre los barrotes de La Bastilla estuvo. Pero hizo su trabajo. Al final vino a España acompañado de un maestro.
Damos un “saltito” y nos plantamos en 1750. Estaba ya reinando Fernando VI y a La Granja llegan maestros alemanes, sobre todo de Bohemia. Con ellos comienzan a fabricarse los cristales entrefinos.
Noticia desagradable. Habían transcurrido dos décadas cuando un incendio destruye la fábrica ya referida de vidrio plano. Reinaba por aquel entonces el señor Carlos III que, tras el disgusto debió decir:
-“Se acabaron la fabriquitas. Dado que la fabricación está siendo un éxito, construiremos una fábrica como la Real Casa manda”.
Su idea la plasmó el aparejador José Díaz “Gamones” quien lo “planeó” todo. Se construye una fábrica nueva, extramuros del recinto del Real Sitio, único edificio que se conserva en la actualidad. La obra se desarrolló en diferentes etapas he intervinieron otros arquitectos, como Juan de Villanueva, que la amplió.
El edificio, llegado hasta nuestros días, es una construcción de mampostería de granito para los muros, mientras que tanto bóveda como cúpulas son de fábrica de ladrillo.
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(1) La Barrilla, planta que crece en terrenos salados. Sus cenizas sirven para la obtención de sosa.
(2) Había trabajado en la fábrica de vidrio de Nuevo Baztán (Alcalá de Henares), junto con su compañero Carlos Sac.
