Cuando pasar por la Canaleja constituía un peligro infeccioso
Muchos son los rincones populares que ha tenido y tiene la ciudad. Muchos. Mas hay uno que, a través de los tiempos, ha permanecido ‘vigente’. Se trata de La Canaleja (1), lugar construido a principios del siglo XIX (1837) y al que el arquitecto Odriozola definía como: ‘estrechísimo callejón cubierto por una bóveda…’.
Así (por dar una explicación entendible), a finales de 1881 un grupo de vecinos solicitan del Concejo de la ciudad su desaparición ¿Motivo, causa y razón? :
“Por ser un foco de inmundicia donde la higiene no existe, pese a ser una zona muy transitada”.
Para que su petición, de 20 de diciembre del referido año, tuviera más peso, definen su estado en datos concretos:
– “Es una bajada incómoda”.
– “Su aspecto actual es feo”.
– “Se halla convertida en letrina”.
– “Es foco de inmundicia”.
– “Existe una falta total de higiene”.
– “Los que transitan por el lugar han de presenciar a veces espectáculos repugnantes”.
Ante las situaciones denunciadas por los propios vecinos era lógico que La Canaleja fuera utilizada muy poco. De tal forma que los que accedían a San Millán prefirieran dar la vuelta por el Azoguejo.
La petición vecinal concluía en que se construyera una bajada en el mismo lugar, esta vez al aire libre, “y se destruya por completo la actual”. Dado que la petición circulaba en el mismo camino que el informe presentado por el arquitecto Joaquín Odriozola Grimau, que ejerció entre los años 1870 y 1913, considerando el interés general demostrado por los usuarios de la zona, el Concejo, reunido en pleno, aceptando la propuesta de la Comisión correspondiente encargó al arquitecto municipal referido, que se pusiera a redactar el proyecto para la zona. Pero…
Resultó que cuando iba a comenzar la obra, el Concejo se entera que la Puerta de San Martín, incluida para derribo, no es de su propiedad. Se paraliza la actuación. Unos meses después, tras decisión positiva de la Administración de Propiedades e Impuestos de la provincia de Segovia, que regala además al Concejo, que preside Mariano de la Torre Agero, las puertas de San Andrés y Santiago, la obra va ‘palante’.
Realizada la modificación de La Canaleja, así queda:
– El descenso se realiza por una amplia escalera que inicia su recorrido en la calle Cervantes.
El lugar recibe el nombre de Doctor Pichardo, si bien para los autóctonos el genérico del lugar continúa siendo la Canaleja.
– En el trayecto de bajada deja a un lado la ‘callecita’ Padre Scio (2) y Santa Engracia (3). Ésta discurre desde Cervantes por el lado que ocupó el Convento del Carmen (ahora edificio Bankia).
– Toda esta zona fue conocida como ‘Cuesta Burriaga’, antes incluso de construir el referido túnel.
– Acaba la bajada frente a la Casa y plaza de la Tierra, donde se llega tras cruzar la calle del Carmen que, después de descender la empinada escalera que se inicia en la avenida del Acueducto (antes calle San Clemente, después Fernández Ladreda), conduce a calle Teniente Ochoa y a la ‘plaza’ de San Millán (antes Caballares).
– ¿Han en tendido el ‘tejemaneje’de rótulos? Yo estoy en ello.
– Es el mirador oficial del paraje serrano de la La Mujer Muerta.
– Desde 2018, el descenso/ascenso cuenta con barandilla incorporada.
Nota: no hay ningún rótulo en el lugar que prevenga: “¡atención!, zona predispuesta al viento huracanado”.
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(1) Cavidad en forma de canal o media caña en hueco, abierta verticalmente o en hélice en el fuste de las columnas. (Diccionario de la Ciencia y de la Técnica)’.
(2) Letrina espacio ubicado fuera de una vivienda en un cubículo al efecto, destinado a defecar, no conectado a ninguna alcantarilla.
(3) Nació en San Ildefonso (1733). Fue propuesto para obispo de Segovia, cargo que no recibió en 1795 por encontrarse enfermo. Falleció en Valencia, año 1796.
(4) Hermana de San Frutos y San Valentín.
