La posibilidad de que Pierlugi Bersani, líder de la coalición de centro-izquierda que más votos consiguió en las pasadas elecciones italianas de febrero, pueda formar un Gobierno es cada vez más lejana. Y es que, después de la negativa del progresista de cerrar un gran pacto con el partido conservador que lidera Silvio Berlusconi, ayer el Movimiento 5 Estrellas (M5S), tercera fuerza más apoyada en los comicios del 24 y 25 del mes pasado, volvió a cerrar la puerta a cualquier tipo de acuerdo, de modo que la llamada a las urnas se ve cada día más cercana.
«No sentimos que podamos fiarnos de usted», le espetó Vito Crimi, el jefe del grupo de Beppe Grillo en el Senado a Bersani. Así, Crimi señaló que el mensaje de sus electores fue «no dar un cheque en blanco con el voto de confianza» al que se tiene que someter el candidato a primer ministro.
El político izquierdista, por su parte, pidió a sus interlocutores «no bloquear» la creación de un Ejecutivo, insinuando que los senadores del M5S pueden ayudarle indirectamente a formar un Gabinete si en el momento de la votación salen de la Cámara, para que así se necesite un quórum menor que haga salir adelante la votación de confianza. Crimi aseguró que eso está fuera de toda duda. «Descartamos salir de la asamblea», insistió.
La justificación a esta negativa a alcanzar un pacto reside en el líder del movimiento, Beppe Grillo, que se opone a cerrar acuerdo alguno con fuerzas «tradicionales», ya que para el popular cómico, los partidos de Bersani y Berlusconi han estado gobernando durante los últimos 20 años «alternativamente» y han arruinado el país, por lo que no deberían tener otra oportunidad de estar al frente del Gobierno.
De hecho, echó más leña al fuego y calificó a los líderes de esas formaciones de «padres puteros de la política», al tiempo que les pidió que dejen de «dar por el culo» con la «gobernabilidad».
Además, acusó a sus rivales de aprovecharse de las generaciones más jóvenes, de destruir el tejido industrial y la investigación y de rescotar el estado del bienestar durante estas dos últimas décadas. Por ello, recriminó que en este tiempo los partidos «no hayan combatido la corrupción y, en cambio, sí han reconvertido la ley electoral en una caricatura inconstitucional».
Milagro
De este modo, las palabras que pronunció el pasado lunes el progresista, en las que señalaba que precisaba «un milagro» para poder formar un Ejecutivo, son cada vez más ciertas. Además, bromeó al señalar que «solo alguien que no esté bien de la cabeza puede querer gobernar en este momento».
El líder de la coalición de centro-izquierda informará hoy o mañana de sus esfuerzos para intentar cerrar un Gabinete al presidente, Giorgio Napolitano. Si éste considera que Bersani no tiene posibilidad de conseguir el voto de confianza en el Parlamento, puede que pida a otro partido que intente recabar los apoyos para comenzar una nueva legislatura.
Una de las opciones que se podría dar es que Napolitano pida a las dos formaciones más respaldadas en las urnas que apoyen por un tiempo limitado un Gobierno liderado por una figura apartidista. Así ocurrió con el Gobierno saliente, liderado por el excomisario europeo Mario Monti.
A la espera de lo que sucede estos días, la posibilidad de celebrar nuevas elecciones cobra cada vez más fuerza. Eso sí, no se podrían realizar hasta que los diputados no voten al sucesor de Napolitano, cuyo mandato concluye en mayo. Las encuestas pronostican que, en esta ocasión, la victoria sería de Berlusconi, pero también con una mínima ventaja.
