La crisis política que sacudió a Italia hace menos de un año vuelve a la palestra. Y es que la marcha de cinco ministros del Pueblo de la Libertad (PDL) de Silvio Berlusconi de la coalición de Gobierno con el primer ministro, Enrico Letta, deja sobre el aire la estabilidad del Ejecutivo, que se someterá mañana a una moción de confianza en el Parlamento.
Letta comparecerá en la Cámara Baja para intentar recabar el apoyo necesario de las dos instituciones legislativas (también el Senado decidirá si respalda o no al Gabinete central), de modo que pueda continuar su mandato sin problemas hasta 2015.
Eso sí, el premier transalpino cuenta con una inesperada ayuda. Y es que, a pesar de que diputados y senadores del PDL acatasen las órdenes de partido dictadas por su líder, que planea un nuevo proyecto político en caso de que se celebren nuevas elecciones, un amplio número de legisladores de la formación conservadora no se muestra convencido de los nuevos planes de Il Cavaliere.
Así, alrededor de una veintena de senadores del Pueblo de la Libertad están dispuestos a formar un grupo separado a menos que el exprimer ministro dé marcha atrás con su idea de derrocar al Ejecutivo de Letta y conseguir una nueva convocatoria a las urnas.
Esto último supondría un fuerte varapalo para Berlusconi, de 77 años, acostumbrado a que sus órdenes sean acatadas a ciegas y que podría ver cómo se divide su partido o, peor aún, cómo se forma un nuevo bloque de derechas que podría hacerle sombra en cualquier comicio.
Eso sí, la decisión beneficiaría a Letta, quien se ha negado a dimitir y apuesta por mantener a flote a su Ejecutivo, de apenas cinco meses de vida. De hecho, el máximo objetivo del primer ministro es lograr el respaldo para alargar su mandato al menos dos años más.
La fecha de 2015, que supondría que el Gabinete demócrata aguantaría al menos dos años, se justifica por el deseo del mandatario de prolongar su legislatura durante todo el período en que Italia presidirá la Unión Europea, en el segundo semestre de 2014.
En el caso de que Letta no consiga el respaldo de las dos Cámaras, el presidente del país, Giorgio Napolitano, optará por intentar formar un Gobierno de tecnócratas o «por objetivos», es decir, un equpo liderado por un especialista y que tendría como dos únicas metas la aprobación de la ley de Estabilidad y la reforma del sistema electoral. Una vez completadas estas dos tareas, dicho Gabinete dejaría sus funciones y se aprobaría la convocatoria de nuevas elecciones parlamentarias, un caso similar al que sucedió hace apenas unos meses con el Gobierno liderado por Mario Monti.
En caso de que se llegue a esta situación, las apuestas ya apuntan a dos nombres para dirigir el eventual Gobierno: el del actual ministro de Economía, Fabrizio Saccomanni, y el del expremier Giuliano Amato.
Mientras, el líder del Movimiento Cinco Estrellas, Beppe Grillo, insistió en la necesidad de una nueva convocatoria de elecciones y adelantó que, en caso de que los demócratas o los conservadores aúnen la mayoría de los votos, abandonará la vida política.
Por otro lado, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, reconoció que la situación política en la nación transalpina influye en España y los demás países de la UE, y puso como ejemplo de ello la escalada de la prima de riesgo patria. Por eso, indicó que espera que Italia resuelva «pronto» sus «problemas».
De hecho, la crisis política en el Ejecutivo de Letta golpeó a las Bolsas continentales. Así, Milán, que cedió un 1,20 por ciento, contagió al resto de parqués, de modo que París cayó un 1,34 por ciento, Francort un 0,99 por ciento, Londres un 0,95 y Madrid un 0,46.
Los expertos indicaron que el país mediterráneo se ha convertido en «una nueva amenaza que pone en jaque a las Bolsas», debido a la preocupación por la viabilidad del Gobierno de Roma.
