El Gobierno israelí aprobó ayer la construcción de medio millar de viviendas en el territorio palestino de Cisjordania, en respuesta al asesinato el sábado de una familia de cinco judíos, entre ellos dos niños y un bebé, en el asentamiento de Itamar.
Miles de colonos y militantes de la derecha nacionalista hebrea, así como representantes del Gobierno y del Parlamento, participaron en los funerales en Jerusalén, donde se instó al Ejecutivo de Benjamín Netanyahu a poner en marcha una construcción masiva en las colonias.
Las viviendas se levantarán en los bloques de asentamientos de Gush Etzion, cerca de Belén; Maaleh Adumim, al este de Jerusalén; Ariel, en el norte de Cisjordania, y en la colonia Kiryat Sefer, al noroeste de la capital.
Netanyahu comunicó la decisión a la Casa Blanca en una llamada telefónica al presidente de EEUU, Barack Obama, el sábado por la noche, poco después de que la tomara un equipo interministerial y antes de llevarla ayer al Consejo de Ministros.
El ataque generó conmoción por su crudeza -los dos niños fueron acuchillados mientras dormían en su cuarto, y el bebé en brazos de su padre- despertando el temor a una ola de represalias por parte de los más radicales.
En el multitudinario sepelio, el rabino jefe de Israel, Yona Metzger, pidió que nadie se tome la venganza, pero exigió al Gobierno hebreo convertir Itamar de una colonia de un centenar de familias en una ciudad.
