Contundente y segura. Así se muestra la autora chilena Isabel Allende al asegurar que a los 70 años está aún lejos de jubilarse. Además, afirma que no se imagina una vida sin la escritura. Y es que «no tengo destino si no escribo. Mientras tenga cerebro, si no me da Alzheimer o demencia o algo, quiero seguir relatando historias. Lo bueno de mi trabajo es que la edad no importa», apuntó en Berlín, donde, hace unos días presentó la versión alemana de su nueva obra, El cuaderno de Maya.
Según señaló, ahora está tratando de terminar otra historia y espera hacerlo antes de fin de año. No revela de qué trata, solo que no es un tema histórico sino que sucede en 2012 en San Francisco.
Después de haber vendido más de 50 millones de libros en todo el mundo, Allende no sabe decir cuál es el secreto de su éxito: «Nadie conoce eso. Se publican 360.000 novelas al año, y por qué unas tienen éxito y otras no, nadie lo sabe».
Haciendo un balance de su carrera literaria, la autora cree que su «premio mayor» ha sido la respuesta de los lectores. «Yo recibo todos los días cientos de e-mails, de mensajes que me llegan de todas partes, a veces en lenguas que no comprendo. Me llegan tarjetas, postales… Yo diría que todos los días hay por lo menos una carta que se refiere a mi libro Paula, por lo menos una. Escribí este libro hace casi 20 años y todavía los lectores me relacionan con él. Entonces esto ha sido, yo creo, mi premio mayor, que donde yo vaya hay alguien que ha leído una novela mía y me recibe bien».
En ese sentido, resta importancia a las duras críticas que recibió por parte de los escritores e intelectuales chilenos cuando en 2010 recibió el Premio Nacional de Literatura y que decían que no lo merecía. «No me afectan, porque he tenido tan buena respuesta de mis seguidores de todas partes, y, además, comprendo la situación porque en Chile, como en muchos países pequeños, cualquier persona que tenga éxito molesta. Porque parece que les estuviera quitando oxígeno a todos los demás. Lo único donde puedes tener éxito es si eres futbolista. Nosotros tenemos un verbo en Chile que creo que no existe en ninguna otra parte: chaquetear. Te agarran de la chaqueta y te tiran para abajo.»
‘Casada’ con EEUU
La sobrina del expresidente Salvador Allende, que huyó de Chile a principios de 1975 en el segundo año de la dictadura militar y que ahora vive en EEUU, asevera que no piensa volver a vivir en su Estado natal. «Estoy unida con un norteamericano desde hace 25 años y vivo allí. Pero voy a Chile todo el tiempo, mis padres están vivos, mi mamá tiene 92 años. Acudo, por lo menos, tres veces al año, y estoy en contacto siempre con mi hogar, mi tierra. Yo siento que tengo un pie en California y otro en Chile».
Confirma que es cierto que desde la distancia uno ve a su patria de manera más clara, pero que uno también la idealiza. «Uno la imagina mucho mejor de lo que realmente es. Cuando voy, la primera semana siempre estoy feliz, la segunda ya empiezo a ver los problemas y me doy cuenta de que no es el paraíso. Tiene muchos fallos que no se ven desde fuera, porque desde fuera se presenta una imagen depurada», asegura.
