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Isabel de Castilla…y de España (II)

por Miguel Marchamalo Main *
20 de abril de 2025
en Segovia
“Doña Isabel la Católica dictando su testamento”. Eduardo Rosales, 1864.

“Doña Isabel la Católica dictando su testamento”. Eduardo Rosales, 1864.

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Alfonso XIII, un rey infortunado (II)

Alfonso XIII, un rey infortunado (I)

Guerrilleros y voluntarios realistas en la Segovia del XIX (II)

Después de haber pacificado los reinos peninsulares, después de haber derrotado a los partidarios de Juana “La Beltraneja” y después de haber sometido a todos los que se oponían al pacífico reinado de Isabel y de Fernando, es el momento en el cual el “ tándem” marital y político que ambos personajes formaron, va a emprender una serie de actuaciones, internas y externas, que harán que los reinos españoles experimenten una gran proyección en el mundo.

Solventado el problema anterior, había que acometer de forma definitiva una serie de problemas internos: para ello se convocaron en el mes de abril de 1476 las Cortes en Madrigal de las Altas Torres. Isabel volvía a la ciudad que la vio nacer para fundamentar su reinado, ya que en estas Cortes expondría lo que hoy podríamos llamar su programa de gobierno.

Fruto de estas Cortes fue la creación, entre otras instituciones que favorecerían la vida diaria, del comercio, de la agricultura y de las actividades de todo género, de las llamadas Hermandades o “Santa Hermandad”, germen de una policía, casi moderna en su concepción, y que serviría a los Reyes para llevar a cabo una política pacificadora de los reinos, así como una lucha eficaz contra el bandolerismo generalizado.

Tras la batalla de Toro y la celebración de las Cortes de Madrigal quedaba otra tarea y que era la de someter, a la Ley y a los supremos designios de los Reyes, a una nobleza, acostumbrada a gobernar sus territorios con un criterio feudal y poco adicto al poder real.

Este ancestral proceder de los nobles, estaba en contradicción con las ideas renovadoras de los Reyes, ideas que tenían su asiento en teorías más adecuadas al momento y a la filosofía de la antigua gobernación romana, emanada de los clásicos y recogida en el Renacimiento, entre otros autores, por Nicolás de Maquiavelo.

En esta concepción del gobierno que representaban Fernando e Isabel, prima la idea del Príncipe, el cual ejerce el poder emanado de la divinidad (por la Gracia de Dios), pero con un sentido de justicia y de sometimiento a la Ley de los propios reyes, sin la arbitrariedad que presidió el antiguo concepto medieval y feudal de gobernar.

Grandes empresas

La pacificación de los reinos y la unidad de acción de todos sus estamentos en la dirección política que marcaban los Reyes, propiciaron el emprender una serie de grandes empresas o acciones que hicieron presente en el mundo la actuación de aquel nuevo y renovado reino peninsular.

América (Por entonces, las Indias)

Así se pudo acometer la empresa de financiar a ¿un visionario? como Cristóbal Colón en su viaje en busca de las Indias Orientales, y que tuvo como resultado el descubrimiento de un nuevo continente, el Continente Americano.

Esta gesta fue un particular empeño de la Reina Isabel. Esta había conocido a Colón el 20 de enero de 1486 en su palacio alcalaíno, conocido después como “La Casa de la Entrevista”. En esta entrevista, algo entusiasmó a Isabel, de lo que decía aquel extraño viajero acerca de que, debido a la redondez de la Tierra – concepto aún no muy conocido- si se navegaba hacia el oeste por el llamado Mar Tenebroso – océano Atlántico- , se llegaría a las maravillosas Indias que habían descrito Marco Polo y otros viajeros portugueses, los cuales, con gran esfuerzo y por tierra, habían llegado a aquellas tierras, de donde habían traído preciosas telas de seda y las codiciadísimas especias.

En estos momentos comienza una gran obra civilizadora al otro lado del Atlántico que haría de la Monarquía española un imperio casi universal. Esa acción civilizadora y misionera, empeño de Isabel, lo fue en cuanto se traspuso al otro lado del mar la Cultura Clásica, heredada de Grecia y de Roma, y la Fe cristiana, imperante en Europa y parte de Eurasia. La construcción de ciudades, con iglesias, hospitales y universidades y la aportación de medios de comunicación rápidos tirados por caballos- postas- (en América no se conocían los caballos hasta la llegada de los españoles).

Colón en la corte de los Reyes Católicos. Juan Cordero, 1850.
Colón en la corte de los Reyes Católicos. Juan Cordero, 1850.

La obra de España en las Indias o América, es de una magnitud que aun hoy asombra a los estudiosos de la Historia: Frente a los creadores de falsas versiones de la realidad- conocidas como “Leyenda Negra”, creada por los enemigos de la Monarquía Española, (fundamentalmente ingleses u holandeses), la verdad histórica se impone, simplemente con salir a la calle y comprobar hechos :

Por ejemplo, contra la principal acusación de que los conquistadores se habían dedicado sistemáticamente al exterminio de los naturales de aquellas tierras, baste darse una vuelta hoy por aquellos países para comprobar el aspecto mayoritario de sus gentes, cosa que también podemos contemplar hoy en muchas de las ciudades y pueblos de España. Ello gracias a que los españoles y los naturales de aquellas tierras comenzaron muy pronto, y de un modo generoso por ambas partes, a mezclar sus sangres en un mestizaje venturoso, que hoy mismo podemos contemplar.

Por otro lado, contra la acusación de avaricia y destrucción de civilizaciones, baste aludir a la fecha de la primera Universidad creada al otro lado del Atlántico, que fue la Real y Pontificia Universidad de Méjico, que data de 21 de septiembre de 1551. A ella le siguieron otras muchas a lo largo y ancho de aquel Nuevo Mundo.(Como contraste con la actuación de España en ese sentido, baste decir que hasta 1636 no se creó en América del Norte la primera universidad que fue la Universidad de Harvard, exclusiva y excluyente de todo indigenismo, es decir solo para blancos).

Esta obra, civilizadora de España, comenzó desde el primer momento, con Isabel junto a su esposo, al propiciar estos una serie de actuaciones para salvaguardar, en primer lugar a los propios indígenas a los que, por disposición de la Reina desde el principio se consideraría “ súbditos” de la Corona, al igual que a los propios peninsulares, prohibiendo, expresamente, que los mismos indígenas fuesen objeto de esclavitud o de otro género de vejaciones inhumanas.

Así, la Reina dispone en sus primeras instrucciones a los gobernadores de los territorios americanos descubiertos lo siguiente :

«Primeramente, procuraréis con mucha diligencia las cosas del servicio de Dios… Porque Nos deseamos que los indios se conviertan a nuestra santa Fe católica, y sus almas se salven… Tendréis mucho cuidado de procurar, sin les hacer fuerza alguna, cómo los religiosos que allá están los informen y amonesten para ello con mucho amor… Otrosí: Procuraréis como los indios sean bien tratados, y puedan andar seguramente por toda la tierra, y ninguno les haga fuerza, ni los roben, ni hagan otro mal ni daño». Si los caciques conocen algún abuso, «que os lo hagan saber, porque vos lo castigaréis». Los tributos para el Rey han de ser con ellos convenidos, «de manera que ellos conozcan que no se les hace injusticia». En fin, si los oficiales reales hicieran algo malo, «quitarles heis el oficio, y castigarlos conforme a justicia… y en todo hacer como viéredes que cumple al servicio de Dios, y descargo de nuestras conciencias, y provecho de nuestras rentas, pues de vos hacemos toda la confianza».

Estas tempranas instrucciones, a lo largo de los años se reiterarían y perfeccionarían, dando lugar a las llamadas “ Leyes de Indias”, ejemplo de la dedicación y los cuidados que los distintos Reyes de España otorgarían a los territorios americanos y también a los asiáticos- Filipinas, Marianas y otros archipiélagos- de sus extensos dominios.

Fin de la reconquista

En el mismo año 1492, en que se descubre América, los Reyes completan en la Península la Reconquista, al tomar en 2 de enero la Ciudad de Granada y todo su pequeño reino, expulsando a los últimos dominadores musulmanes del territorio peninsular. Esta gesta se había llevado a cabo durante una larga campaña de 10 años, en la que los Reyes pusieron todo su empeño, dinero, esfuerzos, poder y prestigio.

No obstante, aun faltaban algunos flecos para conseguir la unidad total de España bajo un mismo cetro. Una de las incorporaciones a la Corona de los Reyes Isabel y Fernando fueron los territorios del Rosellón y de la Cerdaña- actualmente situados en Francia- , que eran feudos históricos de la Monarquía aragonesa. Fernando, como heredero de Juan II de Aragón, pactó con el Rey de Francia Carlos VII y amparados ambos por el Papa Inocencio VIII, la incorporación a Aragón de ambos territorios:

Esto se materializó por medio del Tratado de Barcelona de 1493, suscrito por ambos monarcas, que por entonces estaban en buena relación, aunque más tarde se enemistaron, lo que dio lugar a las guerras de Italia, que dieron lugar a la consolidación de los dominios italianos, como el reino de Nápoles, en manos de los reyes de España.

Finalmente, quedaba un florón que añadir a la corona, el Reino independiente de Navarra, aunque esta incorporación lo sería ya una vez fallecida la Reina Isabel y sería obra de Fernando como rey aragonés.

“La rendición de Granada”, pintura de Francisco Pradilla y Ortiz, 1881, en la que el rey Boabdil entrega las llaves a los reyes católicos.
“La rendición de Granada”, pintura de Francisco Pradilla y Ortiz, 1881, en la que el rey Boabdil entrega las llaves a los reyes católicos.

Política matrimonial

Otro de los hitos importantes de la política de los Reyes Católicos fue el de sus alianzas matrimoniales.

Eran conscientes de que, sin unos apoyos firmes en otros reinos de Europa, no se podrían conseguir los objetivos de mantener la paz interior y la expansión exterior que demandaba una monarquía fuerte como pretendían que fuese la que ellos encabezaban.

Por ello fueron casando a cada uno de sus hijos con aquellos príncipes o princesas que estimaban ser más adecuados para estos fines.

En 1490, buscando la alianza con Portugal, se celebró la boda de la Infanta Isabel, primogénita de los Reyes, con el Rey D. Alfonso de Portugal, antiguo enemigo.

En el año 1496, se casó la Infanta Juana con Felipe de Borgoña, Archiduque de Austria y heredero de Maximiliano I de Austria, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico. Este príncipe sería luego conocido como Felipe “ El Hermoso” Sus descendientes serían más tarde reyes de España y emperadores de aquel Imperio.

Después se propició la boda del heredero, único hijo varón de Isabel y Fernando, el Príncipe D. Juan, con la hermana de Felipe el Hermoso, la Archiduquesa Margarita de Flandes, enlace que se realizó en 1497. Sus descendientes serían los Reyes de Castilla y Aragón y señores de los dominios aragoneses en el Mediterráneo, pero esta alianza se truncó con la temprana muerte de D. Juan.

Con los dos anteriores matrimonios, se buscaba la alianza con la monarquía Borgoñona o de los Habsburgo, que era encabezada por entonces por Maximiliano I, Archiduque de Austria y Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico.

Sin embargo, al morir tempranamente el Príncipe D. Juan y su hermana Isabel, que hubiera sido la que reinase en su lugar al ser la hermana mayor, se propició el cambio de dinastía en los reinos hispánicos, comenzando así la dinastía Habsburgo (o Casa de Austria). Esto daría una gran proyección internacional a la Corona española, ya que el proyecto se cumpliría con Dª Juana que sería la Reina de Castilla y Aragón, y D. Felipe El Hermoso su esposo, el futuro Emperador de Alemania, uniendo así ambas poderosas monarquías europeas.

Felipe murió prematuramente a poco de instalarse en España junto a su esposa, Juana. Esta infortunada reina sería conocida más tarde como “ Juana La Loca”, dada su inestabilidad emocional, lo que hizo imposible que, a la muerte de Felipe, gobernase como reina efectiva y hubo de esperarse a la venida en 1517 de su hijo D. Carlos, que sería Carlos I de España y V de Alemania.

Las grandes expectativas que Isabel y Fernando albergaban con los anteriores enlaces, se hicieron realidad en la persona del nieto de ambos, hijo de Juana y de Felipe, el futuro Emperador Carlos I de España y V de Alemania. En su reinado se inició la expansión de los reinos hispánicos por Europa, expansión que duraría casi dos siglos.

Otra unión matrimonial importante fue la de la hija menor de los Reyes Católicos, Catalina, nacida en Alcalá de Henares el 15 de diciembre de 1485, quien se casó en 1501 con Arturo el entonces Príncipe de Gales y heredero de la corona inglesa. Tras la muerte de este, que tenía grandes cualidades y de quien la princesa estaba enamorada, Juana se volvió a casar con el hermano y heredero de Arturo, Enrique VIII, de quien fue su primera esposa. Estos matrimonios propiciaron una temporal alianza con Inglaterra.

Esta alianza se frustró totalmente por la actitud de Enrique VIII y por sus caprichos matrimoniales, que le llevaron a repudiar a Catalina cuando se encaprichó de la dama de esta, Ana Bolena. Con esta actitud del rey inglés, vedada por la Iglesia, se produjo la separación de la Iglesia de Inglaterra de la Católica Romana, situación que se mantiene en la actualidad.

Los tempranos fallecimientos de sus hijos, el de Isabel, casada como se dijo con el rey de Portugal, y del Príncipe Juan, que era la esperanza de la Corona y de la propia Isabel, y también el fracaso matrimonial de la unión de Doña Juana con Felipe de Habsburgo, ensombrecieron poco a poco el ánimo de la reina Isabel ,que era toda fortaleza en apariencia.

Así, enferma y envejecida prematuramente a los 45 años, fallecía aquella mujer en Medina del Campo en el año de 1505. Tal vez fue una adelantada a su tiempo, pues supo gobernar y reinar sujetando las ambiciones de su propio esposo, que hubiese deseado gobernar en solitario, y legó a la posteridad unos principios de bien hacer, de prosperidad, de unidad y de fe en sus propios destinos, que iban a informar por largo tiempo a la Monarquía Hispánica.

Vayan estas líneas en su recuerdo.

—

* Miembro de la Real Asociación de Cronistas Oficiales de España.

Miembro de la Institución de Estudios Complutenses (CECEL-C.S.I.C.)

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