El huracán Irene azotó ayer a Carolina del Norte, donde ha causado al menos tres muertos, con lluvias intensas, inundaciones y marejadas ciclónicas, mientras que Canadá está en alerta de tormenta tropical. Al cierre de esta edición, se desplaza por el este de Carolina del Norte con vientos máximos sostenidos de 140 kilómetros por hora, según informó ayer el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de EEUU.
El ojo del huracán tocó tierra cerca de cabo Lookout, en Carolina del Norte, embistiendo la zona como un ciclón de categoría 1, la mínima en la escala de intensidad Saffir-Simpson, de un máximo de cinco, y se pronostica que comenzará a perder intensidad en las próximas horas.
Tras trasladarse hacia el norte-noreste a 20 kilómetros por hora y acelerar su marcha para cruzar el noreste de Carolina del Norte, luego avanzó por la noche hacia el centro de la costa atlántica y hoy llegará al sur de Nueva Inglaterra, siendo una incógnita si cogerá más fuerza o no.
El huracán, que podría afectar a unos 65 millones de personas, estaba localizado a las 17.00 hora española a 70 kilómetros al oeste de cabo Hatteras, en Carolina del Norte, y a 155 kilómetros al sur de Norfolk, en Virginia.
Se ha emitido un aviso de tormenta tropical (paso del sistema en 36 horas) para la frontera entre Estados Unidos y Canadá.
Irene arrojará entre 15 y 30 centímetros de lluvia desde el este de Carolina del Norte hasta Nueva York y Nueva Inglaterra, según indicó el CNH.
«Esas lluvias en combinación con las caídas las pasadas semanas podrían causar inundaciones extensas y repentinas que representarían un peligro para las personas, además de caídas de árboles, por estar los suelos saturados de agua», alertó.
Tras el arribo del odiado huésped, cerca de 200.000 personas se han quedado sin electricidad en la costa de Carolina del Norte.
Éste es el primer ciclón que impacta en territorio estadounidense desde 2008, cuando Ike tocó tierra en Galveston (Texas).
Las marejadas provocadas por Irene, que dejaron al menos seis muertos a su paso por el Caribe, están afectando a gran parte de la costa este de EEUU con olas «grandes y destructivas» y peligrosas corrientes marinas.
Asimismo, el CNH advirtió de que es posible la formación de tornados aislados en el sureste de Virginia, el este de Maryland, Delaware y el sur de Nueva Jersey.
Está vigente un aviso de huracán desde Nueva Jersey, Nueva York y hasta la costa de Massachusetts, incluyendo las islas de Martha’s Vineyard y Nantucket. Permanece en vigor una vigilancia de huracán (paso en 48 horas) para el norte de Sandy Hook, en Nueva Jersey, hasta la desembocadura del río Merrimack, en Massachusetts.
Mientras, el presidente Obama sigue de cerca este fenómeno en la agencia de desastres naturales FEMA, junto a la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano.
Pero seguramente la imagen que está dando la capital del mundo, Nueva York, está dejando incrédula a media Humanidad. Desde el pasado mediodía se halla sin transporte público, del que dependen millones de personas para movilizarse por la ciudad.
«Lo que tenemos aquí es un huracán que se prevé que llegue a la ciudad acompañado de vientos que podrían superar los niveles en los que sería seguro operar nuestros servicios», indicó el director de la Autoridad Metropolitana del Transporte, Jay Walder.
Por su parte, el alcalde, Michael Bloomberg, pidió a la población que todavía no ha evacuado las zonas que corren más riesgo de inundarse que empiecen a buscar refugio «ya». «Si tienen que irse, deben empezar ahora mismo», afirmó el primer edil, que ordenó la evacuación de 7.000 pacientes, ancianos y residentes en zonas bajas. La tormenta va a ser «muy seria», y dijo que, pese a que Irene se ha debilitado al tocar tierra, «hay que prepararse para el peor escenario».
