Irene Vallejo ha sido galardonada recientemente en la primera edición de los premios a la Excelencia Comunicativa de Servicio Público, promovidos por la universidad de Valladolid. Es una enamorada de la palabra y de los libros. No solo se percibe en sus publicaciones, sino también en todos los escenarios donde acude reivindicando el poder de la palabra y transmite su vocación para contribuir a la creación de nuevos lectores. Hace un mes la escritora visitó el campus María Zambrano de Segovia. Durante su breve pero intensa estancia, mostró su satisfacción con el buen clima académico y destacó la receptividad del alumnado y el profesorado, con las siguientes palabras: “Es cierto que en el campus María Zambrano de Segovia se respira una atmósfera muy hospitalaria con la palabra, con la comunicación que he conocido en esta facultad. Un empeño de reivindicar la pedagogía en el mejor sentido de la palabra, como diría Machado; fortalecer también los vínculos, el compromiso de quienes estudian aquí, que es algo que me ha parecido muy valioso, una apuesta clara por la actividad cultural, involucrar a los jóvenes en proyectos, en actividades y que no sea una forma pasiva de estudio”.
Horas antes de recibir el premio por toda una vida dedicada a la labor de divulgación de la cultura, la filóloga y escritora zaragozana conversó en un coloquio abierto al público, con los profesores Eva Navarro y Alberto Martín sobre su trayectoria, la importancia del libro y el valor de la lectura en la sociedad.

La autora de El Infinito en un Junco, El Silbido del arquero o La Leyenda de las mareas entre otras publicaciones, recordó que muchos agoreros han venido pronosticando la muerte del libro. Sin embargo, reconoció que éste ha resistido a los conflictos, a las guerras, a los saqueos, a las catástrofes. Por esto vuelve a reivindicarlo de manera permanente.
Con El Infinito en un Junco, no solo ha superado el millón de ejemplares, también desarrollado una labor de divulgación en medios y en redes sociales; además, ha recibido importantes galardones como el premio Nacional de Ensayo en 2020 o el premio Aragón 2021. “Al ver la reacción del público, me he dado cuenta de que las que amamos los libros somos las suficientes personas como para mantener el legado de la palabra”, decía ante los congregados en el salón de actos del campus María Zambrano (Segovia). Define este libro como una aventura disfrazada de ensayo, o un ensayo disfrazado de libro. “No tenía ningún plan de dinamitar nada, sino pensaba en un libro diminuto; no sabía que iba a trascender tanto”. El día 4 de abril se presentó a los medios de comunicación la versión ilustrada de esta publicación.
Irene Vallejo es de la opinión de que deberíamos celebrar que tengamos varios soportes de libros, porque podemos ir de viaje con ellos en el teléfono o disfrutarlos físicamente. “No es el formato, sino cómo conservamos las ideas, los legados del futuro”, recuerda.
La escritora se mostró cercana a cuantas personas le vinieron a pedir la firma de ejemplares. Dialogó con alumnos y profesores y compartió con otros premiados sus profundas reflexiones. También valoró su estancia en el campus María Zambrano con el siguiente comentario: “Yo aplaudo los lugares donde el humanismo, que es arrinconado sistemáticamente por nuestra sociedad, encuentra espacios donde enraizar y florecer”.
