El Juzgado de Primera Instancia de Cuéllar mantiene abierta una investigación para esclarecer la muerte de un hombre que al parecer habría participado en una reyerta, tras la que recibió una paliza por parte de algunos desconocidos.
El hombre, de 29 años de edad y con iniciales V.C.Z, falleció horas más tarde del suceso en un centro hospitalario de Valladolid, donde había sido trasladado desde Segovia, donde recibió la primera atención sanitaria.
Los hechos comenzaron en la localidad de Chañe en la noche del sábado al domingo pasados, donde varias personas celebraban una fiesta. Tras iniciarse una discusión entre los participantes, se inició una reyerta en una calle del municipio, donde el hombre, de nacionalidad rumana, quedó tendido en el suelo. De allí fue recogido por un amigo suyo, que lo trasladó hasta su domicilio, en la localidad de Coca, atribuyendo su situación a un estado de embriaguez, según relataron algunos vecinos.
Las mismas fuentes indicaron que unas horas más tarde, al comprobar que no mejoraba, decidieron llamar al Servicio de Emergencias 112, que avisó a una ambulancia, que lo trasladó hasta el Hospital General de Segovia. Tras ser atendido en la Unidad de Urgencias, y dado su estado de gravedad fue evacuado hasta el Hospital Río Hortega de Valladolid, donde quedó ingresado. Los médicos poco pudieron hacer por salvarle la vida y, horas después falleció. El cadáver fue trasladado luego al Instituto Anatómico Forense de Valladolid, donde se le practicó la autopsia, cuyos resultados han sido trasladados al Juzgado por si se tratara de un homicidio, y si el fallecimiento tuvo relación con los golpes recibidos.
Tras ello, sus restos mortales han sido extraditados hasta su país de origen, Rumanía, para recibir sepultura.
Mientras tanto, algunos agentes de la Guardia Civil han comenzado a tomar declaración a personas próximas a la víctima, con el fin de esclarecer lo ocurrido.
El hombre llevaba algunos años afincado en la provincia de Segovia y había trabajado en varias explotaciones agrarias de la zona.
Tanto compañeros, como amigos e incluso las empresas en las que ha trabajado, han contribuido a sufragar los gastos del traslado del cadáver hasta su país.