Como cada mes de enero, personal de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León ha recorrido los humedales de la provincia de Segovia —un total de 36— para realizar el censo invernal de aves acuáticas.
El “inventario”, que se efectúa a nivel nacional desde el año 1978, pretende sacar una “foto fija” de la invernada de aves acuáticas, por lo que se intenta realizar de forma simultánea en todo el territorio. En Segovia, este año se ha llevado a cabo entre los días 10 y 25 de enero.
Como resultado de este trabajo, la Junta ha informado que el número de aves acuáticas observadas se sitúa en 1.653, una cifra menor a la de los últimos años. La gran mayoría de los ejemplares —1.225— eran ánades azulones, también llamados reales. Otras dos especies, cerceta común cormorán grande, también han sumado más de un centenar de ejemplares. Finalmente, los prospectores han visualizado otra decena de especies (zampullín chico, somormujo lavanco, garza real, silbón europeo, cuchara común, ánade rabudo, avefría, andarríos grande, agachadiza común y focha común).
La mayor concentración se ha producido en la laguna de Sotillos Bajeros, en Cantalejo (400 ejemplares). El segundo “destino preferido” ha sido la laguna de El Espadañal, en Cuéllar (324). Los otros cuatro humedales que han acogido mayor número de aves acuáticas han sido los embalse de Linares del Arroyo (298), Las Vencías (157), Burgomillodo (119) y el Pontón Alto (118).
Como suele ser habitual, los técnicos de la Junta han advertido que el valor de los datos antedichos es “relativo”, puesto que defienden que para sacar conclusiones de los mismos se requiere el análisis de una serie larga de años.
No obstante, los técnicos consideran que la diversidad de la invernada ha sido “muy baja” con respecto a años precedentes, posiblemente por la abundancia de agua en el campo, que puede haber propiciado una mayor distribución de las aves acuáticas por toda la geografía segoviana. En cualquier caso, los expertos afirman que Segovia “no es un lugar ideal para invernar”, debido a su elevada altitud sobre el nivel del mar.
Después de sus largas “vacaciones”, las aves acuáticas están ya preparando el viaje de regreso al norte de Europa. A finales de este mes o comienzos de marzo levantarán el vuelo, no solo en Segovia, sino en toda la Península Ibérica. Así que quienes deseen ver patos en los humedales segovianos, debe apresurarse, acudir a uno de ellos con unos buenos prismáticos y, desde la distancia, disfrutar de la visión, que suele ser espectacular, por el precioso colorido de las plumas de estos “turistas de invierno”.
A nivel nacional se controlan anualmente cerca de 500 humedales, en los que suelen censarse alrededor de 150 especies, aunque hay fuertes variaciones interanuales. Los mejores lugares para ver patos son las marismas de Guadalquivir, el delta del Ebro, la Albufera de Valencia, y las lagunas de Villafáfila, en Zamora. En este último enclave, la mayor concentración de aves se produce entre los meses de noviembre y febrero. Además, la Reserva de las Lagunas de Villafáfila alberga más de 2.000 avutardas, constituyendo así el principal núcleo de esta especie a nivel mundial.
