De la lectura de este artículo, nos podría conllevar a sentirnos muy tristes y desanimados; pero, como ya tenemos bastante con la pandemia y los variados efectos que estamos padeciendo, prefiero aportar a todos los temas o requiebros señalados una buena dosis de humor, no exenta -como es debido- a la importancia que para nuestra Segovia deberían tener si los responsables de la cosa pública trabajaran seriamente para atajar los problemas aludidos. El orden de los mismos no altera el producto, pues todos son tan necesarios y trascendentes que su análisis implica una visión global de la actual y mala situación.
No sabría decir con exactitud el tiempo que la sociedad segoviana lleva reivindicando la implantación de la UNIDAD DE RADIOTERAPIA en nuestra provincia. Recientemente un político de turno argumentó públicamente que se estaba trabajando en ello y señalaba: “creo que estará en el plazo de un año o un año y pico”. Aquí tenemos dos problemas: uno, que el decir creo no es dogma de fe. Yo puedo creer que el año que viene vamos a celebrar las Navidades juntándonos cincuenta y la madre, sin mascarilla, dándonos besos, abrazos y apretones varios. Cuando llegue, ya veremos. Y otro problema: en el plazo de un año y pico no se dice si el pico será de pajarito o de avestruz. También ya veremos.
Lo de dar unas utilidades al edificio del CAP y CIDE no es que huela mal; sino que ya debe tener fantasmas en su interior. Se me ocurre que si continúa sin ocuparse el próximo noviembre, podría celebrarse allí una macro fiesta de Halloween, si el Covid-19 lo permite y el Mº de Sanidad lo autoriza. No hará falta ni decorarlo porque, para esas fechas, seguro que tendrá miles de telarañas. La recaudación por las entradas vendidas se podría destinar para arreglar las innumerables losas rotas de la Avenida del Acueducto.
Durante trece años estuvo la ESCUELA DE ENFERMERÍA en Segovia, hasta que, en el año 1986, alguien que no tenía dolores de cabeza -por eso no la necesitaba, pero que de cabeza tenía muy pocas luces- decidió suprimirla y dejar a los segovianos compuestos y sin enfermeras. Sepan ustedes que Segovia es la única provincia de España que no posee el grado superior de enfermería. Ahora se anda investigando dónde ubicar el colegio para cuando se dignen restaurarla en Segovia. Deseo ardientemente que la instauren cuanto antes. No me gustaría pensar que estén esperando a construir el segundo hospital en la capital segoviana para llenarlo.
Segovia, Ciudad Patrimonio de la Humanidad. La primera que fue declarada con tal título en 1985 por la UNESCO. Lo que ocurre es que la UNESCO no revisa sus declaraciones ni el mantenimiento de los requisitos requeridos para tan digna titulación; porque, de hacerlo ¿Qué pasaría si ven el CABLEADO DE LA CALLE DAOIZ, en pleno itinerario turístico? Un caso así solo lo he visto en Palermo (Sicilia). Claro que allí aún pervive algún Vito Corleone y todo se ve como normal; pero, en nuestra ciudad ¿es posible que también exista un capo y que impida tapar esa fea argamasa de cables negros en fachadas renovadas? Menos mal que ahora no nos visitan turistas asiáticos; porque, de lo contrario, habría por allí miles de fotografías divulgando nuestros cables por todo el continente amarillo. Qué orgullo ¡eh!
Siguiendo con nuestra ciudad Patrimonio de la Humanidad, también los chinitos o japoneses podrían inmortalizar la escena de toneladas de CARTONES EN LA PLAZA DE PLATERO OQUENDO a las tres de la tarde, que no es hora taurina pero casi. Y si a tal imagen se une la del paso de un grandísimo camión para recoger esa materia sobre la misma hora, nos llenamos de gloria para que, en un futuro, nos nombren ciudad patrimonio de la desidia.
Un asunto que está haciendo mucha pupa a los hosteleros: la prohibición de instalar CORTAVIENTOS EN LAS TERRAZAS. La política es el arte de saber organizar y dirigir las sociedades, así como velar por buscar soluciones a las necesidades de los ciudadanos. Mi pregunta es: ¿No viajan por otras ciudades los regidores políticos para fijarse, o incluso copiar, de las terrazas en plazas como Bruselas, Praga, Dublín, Budapest, París, etcétera? Se señala que esas mamparas impiden ver monumentos. Este comentarista entiende que un corta vientos de 1,50 m. de alto, de metacrilato, no estorba para visualizar absolutamente nada. En todo caso, se me ocurre: para que se pueda ver en todo su esplendor la maravillosa Catedral segoviana desde cualquier punto de la Plaza Mayor, se podría quitar el quiosco de música, talar todas las acacias, quitar las farolas de la elipse y llevarlas debajo de los soportales. ¡Ah! por supuesto: las sombrillas solo para el mes de julio, el resto del año no hace calor y sobran. El quiosco de prensa se deja, que sus titulares tienen derecho a ganarse el pan.
«¿Es necesario complicarse la existencia pensando construir otra Estación de Autobuses en los antiguos terrenos de RENFE?»
Segovia, ciudad de cultura. Si en su día hicieron fenecer el festival internacional que, maravillosa y exitosamente, manejaba el bueno de Francisco de Paula; ahora, parece que le llega el turno a la FUNDACIÓN DON JUAN DE BORBÓN ¡todo se pega! Está en el candelero o candelabro -como ustedes gusten- la grave situación económica-fiscal que atraviesa el rey emérito don Juan Carlos de Borbón; y de rebote, también va a pagar el pato la fundación que lleva el nombre de su padre. Si es que ¡no somos nadie en esta vida! No te puedes fiar ni del sultán de Bahréin, Hamad bin Isa al Jalifa, que luego te deja colgado y te busca la ruina. Veremos cómo queda este affaire y el patrocinio de la insigne y monárquica Fundación.
Otro tema que da qué pensar: ¿es necesario complicarse la existencia pensando construir otra ESTACIÓN DE AUTOBUSES en los antiguos terrenos de RENFE? No sé si conocerán ustedes que las sucesivas reformas de la actual estación, entre pitos, flautas y otras prebendas, costó la friolera de un millón y medio de euros. Ahora se pretende dejar tal infraestructura como apeadero y realizar una nueva en ese lugar mencionado. Me imagino que tampoco sabrán que hay suficiente superficie anexa a la estación existente para acometer cualquier tipo de ampliación. Y una cuestión importante: cómo se continúe con tan peregrina y costosa idea de hacer una nueva estación fuera de lo que es el meollo de la ciudad, todos los segovianos de los pueblos que acuden al hospital general (actualmente se apean en su entorno) o que llegan a realizar trámites en las oficinas públicas, se van a poner de uñas; y ya se sabe: el medio rural pesa mucho, por lo que el candidato va a tener que hilar muy fino en las próximas elecciones.
La ladera norte de Navacerrada pertenece al municipio de La Granja de San Ildefonso, provincia de Segovia; por tanto, eso se denomina SIERRA DE SEGOVIA. Hace tiempo que publiqué un artículo en este diario, El Adelantado de Segovia, en el que señalaba: “No se conformaron los “gatos” encontrándose, allá por la época de Isabel la Católica, con unas cuantas tierras encuadradas en los Sexmos de Casarrubios y Valdemoro, que pertenecían a Segovia, y luego pasaron a formar parte de Madrid. Ahora también desean apropiarse, aunque solo sea de palabra, de nuestra ladera serrana.” Bueno, pues no solo de palabra, también de hechos, como no permitir hace unos días a algunos segovianos llegar al aparcamiento en la carretera de Cotos, sito en la carretera SG-615, carretera segoviana de toda la vida. Dicen que fue un error de cálculo de las autoridades competentes. ¿Competentes? La geografía debería tener más peso específico en los programas educativos.
En resumen: Se podría continuar elaborando situaciones que le servirían a Buñuel para realizar una gran película en su más puro estilo del surrealismo, del que él era un verdadero maestro. Mientras, seguiremos padeciendo los avatares de los que entienden la política como una profesión y no como un servicio a la ciudadanía.
