El Instituto de la Cultura Tradicional ‘Manuel González Herrero’ entregaba ayer en un acto celebrado en el salón de plenos de la Diputación Provincial tres nuevas becas de investigación, dotadas con 8.000 euros cada una. De manos del presidente de la institución, Francisco Vázquez, así como de la diputada del Área de Cultura y Juventud, Sara Dueñas, los investigadores Karla Meneses, Beatriz de Andrés y José Emilio Blanco recibían sus reconocimientos, para afrontar, a partir de ahora, un año de estudios y análisis que, por primera vez desde que fueron puestas en marcha estas becas en 2014, abordarán temas elegidos específicamente por cada uno de los tres premiados.
Tanto el presidente de la Diputación como la diputada del Área incidieron durante el acto en la importancia que estas investigaciones suponen, tanto para los municipios que se ven implicados en los estudios, como para la provincia en general, y por supuesto para el trabajo que la Diputación realiza a favor de los pueblos y la conservación de sus legados, ya que gracias a estas becas se están pudiendo conocer aspectos de la tradición y las raíces que, por un motivo u otro, se habían ido perdiendo o escondiendo con el paso del tiempo.
Por su parte, los becados también quisieron realizar una pequeña presentación de sus proyectos y explicaron al público presente la motivación que les ha llevado a querer profundizar en temas como la alimentación en las fiestas patronales de la provincia, como es el caso de la beneficiaria de la beca de jóvenes investigadores, Karla Meneses, o la simbología en estandartes, asunto sobre el que trabajará Beatriz de Andrés.
Karla Meneses, quien ha puesto por título a su proyecto ‘Ajos, vírgenes y ofrendas’, comentaba que a través de una investigación antropológica busca “identificar y caracterizar las relaciones existentes entre la alimentación y las fiestas religiosas en la provincia de Segovia”. La joven investigadora considera que “la alimentación es un espacio a través del cual y en el cual es posible observar, conocer y comprender la articulación del entramado cultural de un grupo social”, por lo que opina que “el estudio de las prácticas alimentarias a través de sus aspectos materiales, sociales y de proyección simbólica, constituye un medio para analizar diversas áreas de la realidad social”. Según reconocía ayer, “lo importante de este trabajo es poder escuchar la voz de los actores sociales en el entramado alimentario vinculado a estos dos festejos y, de este modo, construir un puente teórico y reflexivo entre dos campos que hasta la fecha representan nichos de fortaleza, identidad y cultura en Segovia; su alimentación y sus celebraciones religiosas”.
Meneses, además, agradecía la concesión de la ayuda señalando que la beca supone “una oportunidad para profundizar sobre mi ejercicio como investigadora en un lugar en el que la alimentación en las celebraciones religiosas ocupa un lugar significativo”.
También se mostraba agradecida Beatriz de Andrés, para quien esta beca del Instituto constituye “un reto personal, al hacer de mi proyecto una propuesta popular; pretendo conseguir que la necesidad de mantener, conservar y dar a conocer aspectos de la vida tradicional de Segovia y su provincia continúen siendo importantes para las actuales y futuras generaciones”. La investigadora espera poder demostrar cómo “la construcción de identidades a partir del estudio de la cultura material, hacen de una sociedad, de sus usos y costumbres, de sus ritos y creencias, de sus relaciones de poder a lo largo de los siglos, una forma de manifestarse que deriva, en este caso, en la simbología en estandartes o pendones y que llevan ligados una impronta representativa de un pueblo y su realidad”.
Por último, Emilio Blanco aclaraba qué se esconde detrás del misterioso título ‘La última generación. Intangibles’, y desvelaba que éste “alude a una sensación muy real que tengo de que asistimos a la desaparición de la última generación de personas rurales que vivían principalmente del medio y cuyo saber desaparece prácticamente del todo con su fallecimiento; conocimientos, todos ellos que pertenecen al mundo de lo intangible, de lo que no se mide con dinero”.
Para el becado, esta apreciación no se corresponde con “una visión romántica del pasado, sino con una visión de futuro, apostando por que, en muchos casos, estos valores tienen un valor de futuro y que hay que rescatarlos” y añadía que “todavía sobreviven en el mundo rural algunos personajes únicos que están esperando ofrecernos su saber”.
El investigador, que hace veinte años publicaba el libro ‘Diccionario de Etnobotánica segoviana’, aseguraba que gracias a esta beca tendrá “una oportunidad única” de continuar su trabajo en Segovia de investigar la cultura tradicional sobre las plantas y el medio en la provincia. Para ello, indicaba que pretende prospectar áreas de la provincia que no focalizaron su interés en el pasado.
Como el resto de becas de investigación concedidas por el Instituto , estos proyectos no tendrán su punto final en el último dato analizado, sino que serán publicados por la Diputación para su difusión y conocimiento, y como material documental para los futuros investigadores de la provincia, quienes ya cuentan bajo el mismo sello con títulos que abordan, entre otras materias, las canciones de aurora, albas y danzas al despertar en el folklore segoviano, la colección etnográfica del padre Benito de Frutos o el mapa geográfico-festivo de la provincia a comienzos del siglo XXI de los danzantes de enagüillas.
