Como para miles de integrantes de la comunidad educativa segoviana, para Inés de Benito Gómez, Lía de Miguel Lasheras, Jorge Martín Cecilia y Andrea Prieto Martín, estudiantes del instituto Mariano Quintanilla, el curso que acaba de terminar ha sido un año muy complicado debido a las restricciones aplicadas para hacer frente al Covid. Pero ellos, unidos a su profesor de Tecnología Rubén Martín Manso, se crecieron ante la adversidad, tiraron de ingenio, estudio y trabajo y su esfuerzo ha sido recompensado. El grupo del IES Mariano Quintanilla recibía ayer en Madrid el Premio Nacional de Iniciación a la Investigación Tecnológica en la categoría destinada a alumnos de ESO que han ganado con el proyecto ‘Codos contra COVID‘.
La Unión de Asociaciones de Ingenieros Técnicos Industriales y Graduados en Ingeniería de la rama industrial de España (UAITIE), convoca este concurso para estimular y promocionar en edades tempranas el interés de la sociedad en la ingeniería. En la categoría de Bachillerato ha sido premiado un trabajo presentado por el IES ‘Pintor Antonio López’.
El trabajo ‘Codos contra COVID’ plantea como objetivo reducir la transmisión del virus en las aulas educativas mediante un sistema de medición de la calidad del aire. El sistema diseñado por las alumnas y alumno del IES Mariano Quintanilla, incluye un dispositivo de medición de los niveles de CO2 en el aire que junto a un análisis previo de la correlación entre los niveles altos de CO2 y la presencia de virus SARS-CoV-2 con alta probabilidad de contagio.
Además, este dispositivo recoge otros datos del aula como la temperatura. Todos estos registros los transmite el dispositivo en tiempo real y son procesados por un componente de IoT (Internet of Things) para la posterior visualización y monitorización de datos en una página web.
En el acto de entrega del premio, que tuvo lugar en el Salón de Actos del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Madrid, se puso en valor la solución desarrollada por los estudiantes segovianos y la contribución aportada con ingenio, diseño y precisión.
“Este premio es un incentivo para que los alumnos sigan trabajando y también un estímulo para los profesores y todo el centro que llega al final de un año que ha sido muy, muy difícil”, comentaba Rubén Martín Manso tras la recepción del premio dotado con 1.000 euros para el equipo triunfador, y el mismo importe para el centro docente que deberá destinarse a las aulas tecnológicas. El profesor elogia encarecidamente el hecho de que el grupo de alumnas y alumno decidieran buscar una solución a la falta de medidores de la calidad del aire en las aulas que se presentó al comienzo de curso. “Vieron un reto donde había un problema y se pusieron a investigar y a poner en práctica sus conocimientos”, comentaba ayer orgulloso el profesor del Quintanilla.
