Es cierto que los impuestos sirven para financiar los servicios públicos, la seguridad, la defensa nacional, las pensiones, la salud, la educación, la protección del medio ambiente… y por ello es una carga obligada que establece nuestra forma de vida. Pero también es cierto que nunca hay que exagerar esa carga.
Eso lo expresó muy bien el gran economista y premio Nobel de Economía Milton Friedman: “estoy a favor de reducir impuestos bajo cualquier circunstancia, y por cualquier excusa, por cualquier razón, en cualquier momento que sea posible”. Y a la pregunta sobre si es posible reducir el tamaño de un gobierno, contestó que “hay una sola manera de lograrlo y es de la misma forma que los padres controlan a los hijos botarates: reduciéndoles el estipendio. Y en el caso del gobierno, eso equivale a reducir los impuestos”.
Reducir los impuestos está bien y es lo que hay que hacer para aliviar la maltrecha economía de los españoles, pero también parece una buena idea reducir gastos empezando por el número de ministerios. La austeridad en tiempos de vacas flacas es una virtud y por eso habría que empezar por reducir este mastodóntico gobierno de 22 ministerios más el presidente con sus mil asesores. No parece de recibo que se hayan creado ministerios forzados por las exigencias del guion de unos socios de Sánchez y que éste haya aceptado sin rechistar. Voy a poner un ejemplo: mi buen amigo Juan Carlos Aparicio fue ministro de Trabajo y Asuntos Sociales (que incluía un secretario de estado para Seguridad Social y un director general para Igualdad). Pues bien, hoy lo han convertido en cuatro ministerios: Trabajo, Derechos Sociales, Igualdad y Seguridad Social, con todo lo que conlleva (funcionarios, presupuesto, edificios, personal, gastos generales…). Por no hablar del ministerio de Consumo, que no era más que una parcela de Sanidad, y ahora ya es conocido como ministerio del “anticonsumo español” tras las desafortunadas declaraciones del propio ministro.
Y luego está en cómo se gasta el dinero de nuestros impuestos. El ministerio de Igualdad que lo llevaba un simple director general, ahora dispone de nada menos que de 20.000 millones de euros. ¡20.000 millones en políticas de género! En un momento de terrible inflación, con el problema planteado por la guerra de Ucrania, con una deuda galopante y con el mayor paro de la U.E. Pero además de dejar esa cantidad ingente de dinero en las inexpertas y dogmáticas manos de la señora Montero, (perdón, Montero, Montera, Montere), también se entretienen en otras cosas. Un buen ejemplo sería el de la inefable ministra de Trabajo que participó en la manifestación del 1 de mayo contra el gobierno del que forma parte, donde se pedía la mejora de la situación laboral cuya responsabilidad… ¡es suya! Sin duda esta señora es consciente que el manicomio existe, pero no sabe de qué lado de la tapia está.
Para mantener este enorme y voluminoso gobierno lo que pretenden es seguir subiendo los impuestos independientemente de la situación económica de muchos españoles, de lo que merma su salario la tremenda inflación, de la pérdida de renta y del deterioro de las finanzas.
Cuando lo que habría que hacer es luchar por reducir la inflación hasta el 2% (objetivo de la política monetaria del B.C.E.) con lo que se conseguiría un crecimiento económico, una mejora de los salarios y disminuiría la desigualdad social. Pero para ello lo primero que habría que hacer es bajar los impuestos, algo que hoy se puede hacer porque la recaudación impositiva española nunca ha sido tan elevada. Al parecer, pretenden ser los campeones mundiales de la recaudación, aunque eso vacíe el bolsillo de los españoles y perjudique sobre todo a los más desfavorecidos. Y mientras tanto nos tienen entretenidos con ese teatrillo de espionaje que supone un insulto a la inteligencia. Y perdón por la digresión, pero lo más incomprensible es que el propio gobierno explique que le han espiado, mostrando así su gran vulnerabilidad en materia de seguridad, que no parece lo más adecuado ante la inminente cumbre de la OTAN.
Pero volviendo al tema, hay que decir que son muchas las personas que entienden que este gobierno es excesivamente grande y que lo que el ciudadano recibe de él, no vale lo que paga en impuestos. Y no solo de IRPF, sino sobre todo en impuestos indirectos como el IVA, los impuestos especiales (sobre la electricidad, hidrocarburos, tabaco, alcohol, impuesto de matriculación) o el impuesto de Transmisiones Patrimoniales. Los precios no han hecho más que subir por lo que este gobierno sale muy caro a los españoles.
Pero como ya sabemos que no hay cosa más cierta en el mundo que la muerte y los impuestos, concluyo con la opinión al respecto del senador republicano William Borah: “Lo más maravilloso de la historia es la paciencia con que hombres y mujeres se someten a las cargas innecesarias con que sus gobiernos los abruman”.
