El cineasta español Imanol Uribe prometió tras el estreno de ‘Miel de naranjas’ (2012) que nunca más hablaría de ETA en sus películas y, sin embargo, incumplió su palabra con la película ‘Lejos del mar’, una cinta sobre el olvido y el perdón, protagonizada por Elena Anaya y Eduard Fernández que llega a los cines el 15 de enero del próximo año.
“Es muy difícil el perdón sin el olvido”, señaló durante una entrevista el director, quien está convencido de que “uno de los temas que están ahora por delante después del fin de la violencia es cómo volver a la normalidad, tanto de las víctimas como por los verdugos”. “Siempre existe esa disyuntiva: ¿Qué es lo primero, el perdón o el olvido? Lo uno sin lo otro es muy difícil”, recalcó.
La película está protagonizada por Eduard Fernández, quien da vida a un preso etarra que sale de la cárcel y se marcha a vivir a la costa de Almería. Allí vive una médico y madre de familia, interpretada por Elena Anaya, a quien le une un pasado que lleva más de dos décadas intentando abandonar en el olvido.
Uribe (El Salvador, 1950) comentó en diversas ocasiones ante la prensa que con esta película ha tenido la sensación de cruzar “un campo de minas”. Según recalcó, es un tema delicado del que hay que hablar. “Hace solo cuatro años que terminó la violencia y aún es pronto, hay mucho dolor y sufrimiento, y esto produce muchas reacciones. Tenía la necesidad de hablar del tema pero no herir inútilmente ni tampoco autocensurarme”, dijo.
El cineasta consideró que hablar de cosas que afectan de una manera tan profunda y que están de actualidad siempre ha sido complicado. Antes la violencia estaba en “activo” y la realidad era “cambiante”, porque la situación política podía cambiar radicalmente en pocos meses. Ahora, además, existe un factor añadido, puesto que da un paso más y aborda el “dolor de las víctimas”.
Según relató, siempre tuvo ganas de abordar las consecuencias de la violencia a nivel particular, personal e íntimo, no político, tanto desde la perspectiva de quien pasa a formar parte en su juventud de un movimiento violento, como de las víctimas a las que estos actos violentos cambiaron la vida. “Algo que se hace ahora con unas consecuencias que no se acaban”.
