[1] Niño para adorar. Madera tallada y policromada. 1894. Diputación Provincial.
Aunque mi intervención en tres exposiciones de las que la desaparecida Caja de Ahorros de Segovia montaba en el Torreón de Lozoya fue mínima, tengo unos buenos recuerdos de aquella acción y quiero aprovechar el tiempo navideño para compartir algo de ellas. En una, a la que di el título de “Imágenes para la Adoración y la Devoción”, mi intervención se limitó a colocar en vitrinas algunos Niños Jesús de los que hay repartidos por la ciudad. ¿Conocéis algo de o sobre esas imágenes? En lo que sigue encontraréis algunos detalles curiosos y unas mínimas noticias.
[2] Niño para adorar. Pasta de madera policromada: 27x15x15 cms. Escuela de Olot. Convento de Franciscanas Clarisas de Santa Isabel.
Era costumbre bastante frecuente y mantenida hasta tiempos no muy lejanos que las religiosas, al profesar en el convento -entrar en él-, llevaran la imagen de un niño Jesús al que tuvieran mucha devoción. Pero también podían regalarla las demás en cualquier momento como es el caso de éste, que tiene el sello del taller Arte Cristiano, de Olot, y una nota manuscrita que dice: “La madre María del Carmen lo regaló para el noviciado en 1935”.
[3] Niño para adorar: Madera tallada y policromada: 31x13x12 cms. Diputación Provincial.
Otro tipo de imagen de Jesús niño que idearon los imagineros fue uno en el que se le representa tumbado o sentado, cubierto con pañales, con gesto risueño y con un pie levantado para que los fieles lo besaran en un rito, “ir a adorar al Niño”, que aún está vigente. La primera adoración se da tras la Misa del Gallo, noche 24-25 de diciembre, y se repite en los días grandes, Navidad, Año Nuevo y Epifanía o Día de Reyes.
[4] Niño para adorar. Madera tallada y policromada: 16x8x6 cms. Convento de Franciscanas Clarisas de Santa Isabel.
Los niños que se ofrecían a la adoración de los fieles podían ser de buen tamaño o pequeños como éste. Y exponerse tumbados o sentados, con vestidos o sin ellos. En el primer caso, para mostrar el pie había que levantar el borde del vestido. El sacerdote que ofrecía el Niño a la adoración de los fieles, tras el beso de cada uno de estos en el pie del Niño, le pasaba un pañito como medida de higiene. Ignoro de cuando databa la costumbre.
[5] Niño para adorar. Pasta de madera modelada y policromada: 40x20x32 cms. Convento de Franciscanas Clarisas de Santa Isabel.
Las imágenes del Niño para adorar podían encontrarse, como niños desnudos, sin aditamento alguno, aunque también las vemos con ricos adornos, caso de éste, todo él modelado en pasta de madera incluidas la ropita y la cuna, labrada a modo de concha. Como la ceremonia de adorar al Niño se mantiene, conseguir todas las imágenes de estos niños que se guardan en conventos e iglesias para llevarlas a una exposición es imposible, pero las cinco presentadas sirve como muestra de esta parte del patrimonio artístico segoviano tan rico como poco conocido.
[6] Niño Protector. Madera tallada y policromada: 61x31x26 cms. S. XVII. ¿Martínez Montañés? Monasterio de San Antonio el Real.
Buen número de las imágenes que se expusieron nos las dejaron las religiosas Franciscanas Clarisas del Monasterio de San Antonio el Real. Una forma de aproximarse a la datación de estas pequeñas esculturas es estudiar sus cabellos. El peinado de este niño de abundantes cabellos rizados presenta la llamada “moña montañesina”, creación del gran imaginero sevillano Martínez Montañés, lo que permite fecharla como obra del siglo XVII.
[7] Niño protector. Madera tallada y policromada: 59x32x26 cms. S. XVII ¿Martínez Montañés?
Monasterio de franciscanas clarisas de San Antonio el Real. Es prácticamente igual al anterior en actitud, formas y dimensiones. ¿Jugamos a ver las diferencias? La mayor está en un elemento accesorio: el collar con que se les ha adornado. Este lo tiene de corales y el anterior lo lleva de turquesas, ambas piedras consideradas mágicas, talismán y amuleto, contra todos los males. Piezas interesantes son las vestiduras que, posiblemente, datan de la misma época en la que se esculpieron las pequeñas imágenes.
[8] El Enfermerito. Madera tallada y policromada: 35x14x10 cms. Convento de Carmelitas Descalzas de San José.
Aún hoy, las imágenes del Niño Jesús son objeto de numerosas prácticas piadosas. El que presento en esta ocasión es conocido como El Enfermerito y se halla en el convento de las Madres Carmelitas Descalzas. Lo llaman así porque cuando alguna religiosa se pone enferma lo llevan a su celda y en ella lo dejan, mientras ruegan por su curación. En la sociedad actual son muchos los que se precian del efecto placebo de medicinas que sólo son agua u otro producto inocuo.
[9] Niño esposo o esposito. Madera tallada y policromada: 75x37x28 cms. Monasterio de Franciscanas Clarisas San Antonio el Real.
También esta imagen puede datarse como del siglo XVII por la característica “moña montañesina” que remata su negro y rizado peinado. Las religiosas lo llamaban Niño esposo o Esposito -se entiende que hablamos del matrimonio místico- por ir vestido de blanco y, sobre todo, por estar en actitud de ofrecer a la novicia, la desposada, el anillo o alianza que lleva en la mano derecha.
[10] Niño esposo o esposito. Madera tallada y policromada: 25x18x12 cms. Franciscanas Clarisas de Santa Isabel.
La iconografía cristiana desarrolló el tema del matrimonio místico de Santa Catalina, con muchas versiones. A partir del siglo XVII se hace frecuente una de ellas, en la que Jesús, vestido con ricos ropajes de seda adornados con bellos bordados, se presenta a la novicia llevando, no un anillo sino un ramo de flores. La talla es más moderna, posiblemente del siglo XIX, de la misma época que las vestiduras, de seda y con ricos bordados de hilos de plata. Muy originales son las sandalias que calza, formadas por una suela y tiras que se atan a la pierna.
[11] Niño esposo o esposito. Madera tallada y policromada: 71x23x15 cms. Convento de Franciscanas Clarisas de Santa Isabel.
Esta es otra forma de presentar al Niño esposo, llamado también con el diminutivo cariñoso de “Esposito”, compendio de las dos anteriores. Como en ellas, se nos muestra ricamente vestido, ofreciendo el anillo, que sostiene con la mano derecha, y llevando en la izquierda un ramo de flores. Las sandalias también son muy sencillas.
[12] Niño Jesús. Madera tallada y policromada: 24x10x14 cms. Convento de Franciscanas Clarisas de Santa Isabel.
Una costumbre de algunos conventos segovianos era que, llegado el tiempo de Adviento, la madre superiora introdujera en un taleguito papeles en los que había escrito el nombre de alguna prenda de vestir: túnica, manto, camisita, zapatillas… Las monjas iban metiendo la mano en el talego y, a ciegas, sacaban uno de los papelitos. Luego, durante aquel tiempo litúrgico, cortaban, cosían y bordaban lo que estaba escrito en el papel que la suerte les había deparado y quedaban esperando la noche de Reyes, cuando lo dejaban en el pesebre como regalo.
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* Supernumerario de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce.











