En su palacio del lejano reino de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar repasarán hoy todas los recuerdos y vivencias de la larga noche de trabajo que tuvieron en la noche de ayer para repartir regalos e ilusión por todos los hogares. A buen seguro, se habrán detenido en comentar con alegría el extraordinario recibimiento que les tributaron los niños segovianos, que llenaron ayer las calles de la capital para participar en la cabalgata con la que los Magos de Oriente iniciaron ayer su breve pero intensa visita a Segovia.
Horas antes del inicio de la cabalgata, muchas personas reservaban sitio en los lugares estratégicos del espectáculo, centrándose especialmente en los jardines del Alcázar, la Plaza Mayor y el Azoguejo, donde se concentró un mayor número de personas. Una magnífica puesta de sol, que inundaba en tonos rojizos el horizonte parecía también sumarse al espectáculo que los segovianos pudieron ver en el Alcázar, que comenzó puntualmente a las 18,45 horas con una espectacular pirotecnia en la fachada de la fortaleza, que preludió la primera de las intervenciones de la Escolanía de Segovia con la que comenzaron los primeros actos de la recepción real.
Tras un breve relato de la llegada de los Reyes basado en las leyendas y la tradición oral leído por una voz infantil, el Trío Real saludó desde los muros de la fortaleza a los niños y niñas, para posteriormente salir de la fortaleza envueltos en niebla y luz, y desde allí tener el primer acercamiento a los destinatarios de su trabajo.
Una nueva canción de la Escolanía de Segovia dio paso al inicio del cortejo real, que en el primer tramo del recorrido hasta la Plaza Mayor fue realizado en andas portadas por esforzados porteadores. La angostura de la calle Daoiz no fue obstáculo para que el público se arremolinara en torno a los Reyes, que no cesaron de repartir saludos y caramelos a lo largo del recorrido.
A su llegada a la plaza, los reyes cambiaron sus andas por las tradicionales carrozas, en esta ocasión empujadas por sus porteadores, y allí les esperaban los flamencos rosas de la compañía Remue Menage, que aportaron un punto de magia añadido al espectáculo. En esta zona del recorrido, la ausencia de vallas de señalización generó algunos problemas para el paso de las carrozas, que fue resuelto gracias a la buena voluntad del público y al esfuerzo de la organización para que todo se desarrollara sin incidentes.
Tras recorrer Cronista Lecea, y las calles San Agustín y San Juan, los magos de Oriente llegaban a la hora prevista al Azoguejo, donde les esperaba el alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes, que saludó a Sus Majestades con un efusivo abrazo en nombre de todos los segovianos. Bajo los arcos del Acueducto, y en el estrado dispuesto por el Ayuntamiento, los Reyes comenzaron sin pausa a recibir a los niños y niñas segovianos, que se acercaron a ellos para manifestarles sus deseos y peticiones. Roberto, un niño de cinco años, fue el primero en acercarse a los Reyes, eligiendo a Melchor para contarle sus peticiones, y que a buen seguro habrá recibido hoy la pista de coches de Mickey Mouse que solicitó en su carta.
Con cariño y paciencia, los Magos de Oriente atendieron a las decenas de niños que hicieron cola para disfrutar de su presencia, y prolongaron la recepción real hasta la noche, conscientes de que esta tarea es tan importante como la de los regalos. ¿El resultado?. Siempre mejor de lo previsto…
