Han sido meses de trabajo y de conocer muy poco a poco lo que se fraguaba en la restauración de la iglesia de Santa María de La Cuesta en Cuéllar, y por fin ayer se presentaba a todos los vecinos. La conclusión de las labores dejaba paso a su presentación, de la mano del director general de Patrimonio de la Junta, Gumersindo Bueno, el delegado diocesano de Patrimonio, Alberto Espinosa, el alcalde de Cuéllar y la concejal de Cultura y Turismo, entre otras personalidades. Ya en la fachada se descubre “un nuevo templo”, que poco tiene que ver con la imagen que presentaba anteriormente. La antigua portada medieval ha quedado al descubierto, con unos imponentes arcos que dejan una zona diáfana y cambian completamente la estética, recuperada, de un templo tan valorado en Cuéllar como es el de La Cuesta.
Para el alcalde de la villa, el de ayer fue “un buen día para Cuéllar”, gracias a los 450.000 euros de inversión de la Junta de Castilla “que sirven para poner en valor un elemento patrimonial más de los muchos de la localidad”. Habló de satisfacción y recordó la colaboración estrecha entre Junta y Ayuntamiento, ya que desde el Consistorio se ha realizado el soterramiento de cableado con un coste de 9.000 euros invertidos. Quedan además dos áreas a tratar por la institución local, como es la inclusión de la iglesia dentro de rutas turísticas por la villa, y el estudio medioambiental que sirva para adecentar los espacios exteriores de vegetación o alguna pavimentación que mejore la accesibilidad a este espacio.
El director general de Patrimonio, por su parte, lo primero fueron las felicitaciones a los vecinos de Cuéllar, “empeñados en conservar este conjunto histórico en tierra de pinares”. De la intervención de la Junta destacó la “suma de un nuevo elemento tanto para vecinos como para visitantes”. Recordó las intervenciones realizadas desde 2001 con la consolidación de la torre, en 2011 de los muros exteriores, y desde entonces se trabajó por conocer el edificio y llegar a lo que hoy se ha podido lograr.
Por parte del Obispado, Alberto Espinosa habló de los detalles expuestos y aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento respecto a las pintadas y el vandalismo: “esto ha costado mucho trabajo y mucho dinero, y los vecinos de Cuéllar tienen que ser los primeros vigilantes en que ningún mamarracho deje su firma, porque desgraciadamente, obra nueva, obra que se firma”, señaló contundente.
Fernando Mateo, párroco de Cuéllar, estuvo presente y comunicó al delegado de la diócesis que la iglesia, ya restaurada, ahora será útil para todos los vecinos. Es la iglesia más grande de Cuéllar y por eso se convocará a la gente allí en los eventos grandes a nivel de arciprestazgo y parroquial; habrá bodas y eventos, y con cierta periodicidad, se incluirá culto en el templo.
Un nuevo aspecto
Los arquitectos Nieto, cuellaranos, fueron los encargados de explicar parte por parte las actuaciones realizadas en la iglesia, en una visita guiada que mostró todo lo recuperado y descubierto en la iglesia. Se ha restaurado la cubierta de la nave, galería y sacristía, se ha abierto una galería norte y restaurado el espacio de acceso, además de las llamativas arquerías.
Las actuaciones, irregulares y mezclando estilos, a lo largo del siglo XX -como la construcción de la casa del sacristán-, quedan ahora unificadas y dejan paso a un templo que muestra toda su riqueza patrimonial.
