El noruego Thor Hushovd, del Cervélo, conquistó el ‘infierno del norte’ en la tercera etapa del Tour, disputada entre Wanze y Arenberg Porte du Hainaut, de 213 kilómetros, en la que el suizo Fabian Cancellara (Saxo Bank) recuperó el liderato tras una emboscada de su equipo, en la que Alberto Contador cedió 1,13 minutos respecto a Andy Schleck y Cadel Evans, aunque el español le ganó 58 segundos a Lance Armstrong.
El rejonazo del Saxo Bank afectó al madrileño, que acabó «contento dentro de lo que cabe», a 1,13 de Andy y Evans.
Siete corredores lanzaron la etapa del miedo. Se apuntaron Hesjedal (Garmin), Brutt (Katusha), Kluge (Milram), Rolland (Bouygues), Erviti (Caisse d’Epargne), Auge (Cofidis) y Cummings (Sky). De todos ellos, solo Erviti y Kluge habían temblado en el pavés de la París Roubaix.
De todas formas, no hizo falta llegar a la zona pedregosa para empezar a contar las caídas. En el kilómetro 113 a alguno se les ocurrió subirse a un bordillo y al volver a la carretera aterrizaron como pudieron. El francés Lelay se fue directamente a casa, y el español Dani Moreno siguió magullado.
Ormeignies (km. 128), el primer tramo adoquinado, de apenas 400 metros, sirvió de ensayo general. El Garmin y el Sky pasaron a la cabeza del pelotón, con el Radioshack de Armstrong ojo avizor. Nerviosismo fugaz.
Otra historia fue en el siguiente sector, Hollain (Km. 169, 1.200 metros), donde los escapados pasaron con 1,20 de ventaja sobre un pelotón gobernado por el Saxo Bank. Había comenzado la guerra.
La calma se terminó a 50 kilómetros de meta. Los hombres de Cancellara fracturaron el pelotón en varios grupos. Los favoritos delante, con las orejas tiesas, pendientes del posible latigazo.
Armstrong veía de cerca cualquier maniobra. Cerca, Contador, los Schleck, y Evans. El paso por Sars-et-Rosières (Km. 185, 2.400 metros de pavés) enseñó las uñas con toda virulencia. El Saxo Bank perdió a Frank Schleck en el fragor de la batalla. El luxemburgués quedó tendido en la cuneta y tuvo que abandonar por una fractura de clavícula. Mientras, Cancellara y Andy Schleck, dirigían el tren sin Armstrong, que estaba en un segundo grupo a 42 segundos y sin Contador, en un tercero a 1,45.
Destrozo a la vista. El oleaje de adoquines trituraba a los menos fuertes. Armstrong pinchó y tuvo que dejarse la piel en la persecución. El contratiempo permitió a Contador adelantar al texano.
En los últimos kilómetros, Cancellara se empeñó en recuperar el liderato. Encendió el motor de clasicómano para llegar a Arenberg, pero Hushovd fue la estrella y se apuntó su octava etapa en el Tour.
