Ayer se cumplieron 13 años del asesinato del concejal de UPN en Pamplona Tomás Caballero. Horas después de ese atentado, el sanguinario terrorista De Juana Chaos, autor de 25 crímenes -y en libertad tras 18 años de condena-, pidió en la cárcel langostinos y champán para celebrarlo. «Hoy es un día muy difícil para nosotros», confesó la hija del finado, María, a propósito de la decisión del Constitucional de permitir que Bildu esté en las urnas. Tampoco lo fue para el resto de víctimas. Una de ellas, la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza, hizo una desgarradora afirmación: «Hoy nos han vuelto a matar».
Y así fue, porque el dolor es inmenso. «Somos los perdedores y las heridas se han abierto de nuevo; comenzaron a sangrar y la sangre de los familiares que se las restrieguen aquellos que han dado el voto a favor de la legalización de Bildu, aquellos políticos que con su falsa cara han intentado jugar con una sociedad y unas víctimas», denunció Daniel Portero, de Dignidad y Justicia.
Éste fue más allá y llegó a decir que el «alto estamento de la Justicia está podrido», y que «la única manera de limpiar esa podredumbre es que los jueces mismos se puedan elegir y sean independientes y puedan designar a sus dirigentes». Con esta frase se resume el sentimiento que los grandes olvidados del proceso de paz, encubierto o no. Desolación y máxima indignación fueron los términos más utilizados. También el de derrota. Aunque, como recalcó Pedraza, seguro que se sienten igualmente vencidos los guardias civiles que realizaron el informe sobre una reunión entre ETA y EA en 2009, un trabajo por el que se han «jugado la vida».
«ETA se ríe y nosotros lloramos»
Otro testimonio estremecedor fue el de la eurodiputada del PP Teresa Jiménez-Becerril, que ya tuvo que aguantar ver cómo la pareja de etarras que acabó con su hermano y su cuñada en 1998 fue agrupada en 2009 en la cárcel de Albolote, en Granada, para cuidar de su bebé. El fallo del Constitucional le obligó a hacer una reflexión en voz alta: «Ahora, todos y cada uno de los españoles y españolas debemos preguntarnos cómo hemos permitido que los terroristas estén de celebración mientras nosotros estamos apenados, cuando lo natural habría sido exactamente todo lo contrario». Y concluyó: «ETA se ríe mientras lloramos».
El único recurso que le queda a este colectivo es volver a salir a la calle. El próximo día 14 esperan llenar Madrid con su rabia.
