El portavoz en el Ayuntamiento del principal grupo de la oposición ha planteado un tema un tanto “escabroso” sobre la problemática existente ante el anuncio-amenaza del equipo de gobierno municipal (que se viene lanzando desde hace 14 años) de llevar a efecto el corte de tráfico en el recinto amurallado en una medida bastante “fuerte”. El portavoz indicado dice que antes de ese “corte o restricción”, deberían buscarse soluciones para facilitar el aparcamiento, y alude de forma directa a una posible “recuperación” de aquel proyecto de parking bajo el Paseo del Salón. ¡Menudo problemón! Y vamos un poco a ello.
En julio de 1992, el alcalde Ramón Escobar decidió el definitivo –y acertadísimo- corte de tráfico bajo el Acueducto. Y, como era lógico, empezaron los problemas para conseguir una adecuada circulación por la ciudad. Como era de suponer, no faltaron opiniones de todo tipo, aunque la mayoría en sentido aprobatorio por lo que el hecho suponía para la protección de nuestro monumento.
Ante la gran incógnita que se creaba, surgió en el 2007 la publicación de un librito por parte del ingeniero industrial segoviano José Luis Salcedo Luengo, bajo el título “El túnel de Segovia y algunas reflexiones sobre sus entradas”. Proponía la construcción de un túnel de unos 450 metros de longitud que desde la calle del Puente de Sancti Spiritus, al pie del Paseo del Salón, desembocaría junto a la rotonda próxima a la hoy IE University, en el Paseo de Santo Domingo de Guzmán. Llegada la noticia al ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado, se opuso tajantemente. El proyecto incluía dos carriles, uno por sentido y acera a cada lado, incluyendo la posibilidad de aparcamiento incluso para autobuses, con varias salidas al exterior, entre ellas al Paseo del Salón.
En el 2012 el alcalde Pedro Arahuetes propone la construcción de un parking bajo el Paseo del Salón, con salida para peatones al mismo, que evitaría la construcción de un elevador o colocación de escaleras mecánicas. La corporación estaba entonces gobernada por acuerdo entre el PSOE e Izquierda Unida, y esta última, por su concejal Luis Peñalosa, se opuso enérgicamente al proyecto, para el que se llegaron a hacer unas calas en el Salón, lugar en el que aún hoy se adivinan por cierta protuberancia en el asfaltado del paseo donde se hizo la prospección. Y que anuncian que se va a acondicionar.
Ahora, la propuesta del portavoz del principal partido de la oposición es seguro que de nuevo levantará opiniones de todo tipo al proponer la “recuperación” del parking del Salón, que también llegó a llamarse de Los Tilos (nombre del paseo).
Lo cierto es que “algo” hay que hacer, y con urgencia. La cuestión me recuerda que hace varias décadas, el canónigo don Fernando Resines, capellán del obispo don Daniel Llorente, me comentaba la posibilidad de construir un parking bajo en enlosado de la catedral; decía que aunque en él hay varias lápidas, no parecía que existieran realmente enterramientos, y añadía la posibilidad de acceso de coches por la calle del Marqués del Arco con salida por Almuzara. Tiempo después, el también finado hostelero Eleuterio M. Laguna me enseñaba un proyecto encaminado a otro posible enorme aparcamiento en los terrenos que van desde el Centro de Salud de San Lorenzo hacia el Azoguejo, con posibilida de alojar cientos de turismos e incluso autobuses y camiones; en superficie, un gran jardín con plantas de poca altura para no interrumpir las vistas del Acueducto.
Todo esto hace pensar en posibilidades mirando a la plaza de San Esteban, por ejemplo, sin descuidar tampoco la idea –realidad ya hace años en algunas ciudades- de aparcamientos en plantas aprovechando algún gran edificio abandonado de los muchos que hay en el centro de Segovia…En fin, que por ideas no tendría que olvidarse la cuestión, hoy perentoria, mucho más que era en la época de don Fernando Resines. Pero, claro, hay que disponer de cerebros que piensen en serio en soluciones adecuadas y urgentes. Porque lo de “mirar para otro lado”, por mucho que se sientan alcaldesa o concejales, no es oportuno, y menos recomendable. ¡Y cuánto gustaría a los de siempre poder aparecer en “foto de familia” al inaugurarse alguna cosa válida y útil para “dejar el coche”!
