Hay partidos de fútbol sala que sacan de las gradas a los espectadores, por su juego, por una reglas horribles, o incluso porque no hay manera de ver una acción de calidad. Y después hay otros que merecen la pena ver, disfrutar y sentir, como el que en la noche de ayer disputaron el Naturpellet Segovia y el Movistar Inter, reanudación del partido que el pasado 3 de marzo se vio bruscamente interrumpido por el fallecimiento de Cecilio Rodríguez, utillero del conjunto madrileño, cuyo recuerdo sobrevoló el pabellón Pedro Delgado antes, durante y después del choque.
Ver jugar al Inter es una gozada, las cosas como son. El equipo de Jesús Velasco maneja todas las alternativas ofensivas conocidas, y posiblemente algunas por conocer teniendo a Ricardinho sobre la cancha, y si bien en defensa es posible que no exponga todo su potencial (o que ayer no lo hiciera, que las circunstancias no eran sencillas para el plantel interista), en ataque su capacidad es brutal.
MEJOR SIN PRESIÓN
Pero es que ver jugar al Naturpellet Segovia sin la presión de tener que ganar los puntos es la misma gozada para la vista. El equipo de Diego Gacimartín se ha soltado de tal manera que frente al más cualificado rival de la liga fue capaz de jugar la pelota con desparpajo, de correr riesgos, de equivocarse veinte veces, y las mismas veinte dejarse las piernas en el repliegue defensivo, para finalmente conseguir el premio de un punto que nadie podrá calificar de injusto.
Como quiera que los dos equipos quisieron homenajear a Cecilio Rodríguez jugando un partido de fútbol sala al ataque, de los que agradan muchísimo al espectador, mejor será pasar por alto la actuación de los únicos que no estuvieron a la altura del partido. Iban de amarillo y se comieron el silbato. Y ya.
Hasta en tres ocasiones empató el partido
el conjunto segoviano, que cerró todos
los espacios a un ataque demoledor
como es el del Inter
Los poco más de cinco minutos que duró el primer tiempo sirvieron para ver a un Naturpellet ambicioso con el balón, aprovechando que su rival tenía cinco faltas acumuladas, y que no salió a la pista con la tensión defensiva suficiente. Javi Alonso, tan extraordinario como lo estuvo en los quince minutos del primer partido, empató el choque culminando en el segundo palo una buena acción ofensiva local, con Sergio sacando con mucha calidad desde atrás, pero la alegría duró poco, porque Ortiz sorprendió a todos con un lanzamiento lejano al que Cidao, tapado, no pudo responder a tiempo.
Así que, casi sin querer, el partido volvió a pararse diez minutos por aquello del descanso, y que le vino mejor al Inter, porque su entrada a la cancha fue absolutamente dominadora, intentando anotar un quinto gol que abriera las diferencias. Pero en un momento de respiro interista, Javi Alonso se marcó otra gran jugada en la banda derecha, combinó con Gava, que tocó de primeras hacia Alex Fuentes para que éste volviera a empatar el encuentro.
LA FE, Y LA CALIDAD
La reacción del líder de la liga fue brutal, coincidiendo con la entrada de un ‘tanque’ como Elisandro, que en menos de noventa segundos ya había chutado en cinco ocasiones sobre la meta de Cidao, demostrando dos cosas, que tiene un cañón en la pierna izquierda… y que acapara demasiado el juego. En éstas caminaba el partido cuando Ortiz trató de evitar un saque de banda rápido, y recibió la segunda tarjeta amarilla, porque ya había visto una en la primera parte que se jugó el 3 de marzo. Es decir, que 37 días después de ver una amarilla, el capitán del Inter vio otra, y se marchó corriendo al vestuario.
Los dos minutos de superioridad numérica del Naturpellet no terminaron de ser buenos, con Gava abusando del remate cuando la jugada pedía un pase de más, y Buitre enviando al palo la mejor acción ofensiva local. Precisamente Buitre fue el protagonista del susto del partido, cuando un balonazo (involuntario) de Ricardinho le impactó en la boca, dejándoles casi K.O., aunque afortunadamente sin mayores consecuencias.
Un gol bien anulado a Álvaro López por mano previa dio paso a unos minutos algo más flojos de los locales, que el Inter castigo con el 4-5, tras un duro lanzamiento de falta de Gadeia, que se aprovechó de que Cidao no había terminado de aclararse él, ni aclarar a los compañeros, de cómo se debía defender la acción. Desde ese momento, el líder quiso ponerle cloroformo al encuentro, mientras que Diego intentaba varias alternativas para sorprender con el portero-jugador. Cidao hizo un par de paradas ‘marca de la casa’ para mantener al equipo en el partido, y en la mejor acción de cinco para cuatro del Naturpellet, Javi Alonso marcó en el segundo palo el definitivo 5-5, que contentó a todos. Cecilio Rodríguez recibió el mejor homenaje que le pudo brindar el fútbol sala.
