Aunque el santoral de la Iglesia Católica señala cada 10 de julio como festividad de San Cristóbal, patrón de viajeros y conductores, especialmente de los profesionales del transporte de viajeros y mercancías por carretera, ASETRA, por motivos de trabajo, este año la celebra en nuestra ciudad hoy día 13, con la habitual brillantez y popular vistosidad, con el sonoro y llamativo desfile urbano y peri urbano de docenas de vehículos pesados engalanados. La amplia familia del motor y la circulación vial tiene la fiesta dedicada a su patrón, el simpático “Cristobalón”, soldado romano y mártir cristiano, que, por transportar a hombros a viajeros de una a otra orilla del caudaloso río, y ser uno de sus anónimos viajeros el mismísimo Niño Jesús que tan pesada carga resultaba por ser el responsable del Universo, Khistophoros (“el que lleva a Cristo”), ha sido elegido como santo patrón, protector y guía de todos y cada usuario de la circulación vial. También protege y patronea a arrieros, caminantes, marineros, pilotos, barqueros, atletas, ampara a niños y ahuyenta pestes y muertes súbitas.
Como padre de empresarios de transporte y logística, “SEGOTRANSFER, S.L.” que este año celebran las Bodas de Plata, he participado en el concurso de mini relatos “Transporte sobre ruedas”, y con mi premiado artículo titulado “ También tienen sentimientos”, que leeré en el acto de entrega de premios, he querido dedicar mi modesto homenaje de admiración, respeto y agradecimiento a la profesionalidad y exactitud con que la Guardia Civil, en sus muchos sectores y diversas misiones, cumple su bonito lema “El Honor es mi divisa”, lema que no solo es eso, un bonito lema, sino una forma de vida, y he querido hacerlo con ocasión de cumplirse los 65 años desde que en 1959 se hicieron cargo del servicio de tráfico en carretera.
Con el titular “También tienen sentimientos” comento el caso que hace años me ocurrió al saltarme un STOP en la carretera de La Granja, caso que demuestra que estos profesionales de la seguridad, la paz y el orden, cumplen con rigor y exactitud su misión haciéndola cumplir a todos, sin achantarse ante el superior, pero sí pueden dar razonables, y tal vez más exitosas, alternativas ante el profundo sentimiento de agradecimiento al educador de un hijo, que de bien nacidos es ser agradecidos.
Salía yo del Campamento de IPS (hoy devenido a Granja Escuela “Puerta del Campo”) de uniforme por estar de servicio. Salía con prisa, y me salté un STOP. Al llegar a la caseta de Peones Camineros, aparece un agente de tráfico, y me hace señales de que me detenga. El agente me saluda con el respeto y la corrección protocolarios: “A la orden, mi teniente, ¿se da cuenta de lo que ha hecho”?. A lo que respondo que “sí, me he saltado un STOP, porque estoy de servicio y he de volver pronto. Efectivamente he incumplido la ley y no tengo disculpa, tengo prisa, he visto que en ningún sentido venía vehículo, y he salido”. El agente, sereno y firme, me pide: “Mi teniente, por favor, deme la documentación”, lo que hago con igual dosis de nerviosismo y desagrado.
Al leer en mi carné de conducir Manuel Fernández Fernández, me mira y pregunta, “mi teniente, ¿no es usted el hijo de D. Antonio”?. El mismo, le contesto. Y…, devolviéndome la documentación, me dice: “No puedo multar al hijo del maestro que educó, dio valores y enseñó a mi hijo, hoy también agente de la Guardia Civil, en la sección del GREIM. Tenga buen viaje, y no vuelva a saltarse los STOPs que están para seguridad suya y de los demás. Saludos del agente Fernando a sus padres”…; y me despidió con el más correcto saludo militar, no exento de emoción en su palabra y sus ojos.
Miembros de la Guardia Civil, seguid cumpliendo con tanta profesionalidad y entrega vuestro precioso lema y sabed que la sociedad toda, el pueblo, os admira, respeta y quiere, aunque a veces sea ingrata vuestra misión y no siempre tengáis de vuestros más altos superiores el respaldo, trato, ayuda y comprensión que necesitáis y merecéis.
Enhorabuena por los 65 años de trabajo exitosamente cumplidos desde el, no siempre bien comprendido, sector de tráfico. Puedo decir, y digo, que en mis más de sesenta años de conductor recorriendo toda España, he tenido, aunque escasas, merecidas sanciones, por supuesto siempre incómodamente aceptadas, pero superan los casos en que he tenido valiosa ayuda, y siempre la tranquilidad de su presencia.
Buen servicio.
