Me interesan las personas. Comunicarme es necesario cuando se está encerrado, seguramente usted lector amigo, dirá aislado o confinado que están más de moda. Pero lo cierto es que prefiero el contacto con los semejantes mirándoles a la cara, transmitiéndoles con la mirada y la palabra el afecto. Por supuesto nada de contacto físico, el beso y el abrazo se dejan para tiempos mejores. Así que, de una u otra manera, he seguido ‘charlando’ por WhatsApp o Facebook, con amigos dispersos. Segovianos en este Madrid de nuestras alegrías o en esa bendita Segovia, que parece estar ahora a miles de kilómetros y solo está a cuatro euros de autobús.
Hoy quiero hablar contigo, amigo lector, para comunicarte que hay hombres con nombre, que nacidos en nuestro suelo segoviano, acaso en pueblitos que hoy lloran un vacío al que queremos poner remedio, están dando ejemplo de laboriosidad y eficacia, manteniendo el tipo con gallardía y coraje empresarial, cuando bien podían descansar después de toda una vida de empuje y actividad creando puestos de trabajo, con mascarita y mucha ilusión en ser los primeros en la línea necesaria. Como un frente nuevo en el que sin volver la cara a mil y una dificultades, manteniendo abiertas sus empresas y ellos en la brega diaria. Son paladines para que la sociedad siga un camino sin cierres, aunque el trayecto sea más fatigoso y con disminución de resultados, pero firmes en los objetivos para servir a una sociedad cuajada de dificultades y de miedos.
Segovianos en este Madrid de nuestras alegrías o en esa bendita Segovia, que parece estar ahora a miles de kilómetros y solo está a cuatro euros de autobús
Onésimo Migueláñez tiene una trayectoria impecable como empresario. Salió de niño de su Lastras de Cuéllar natal, donde en ella fue un precoz repartidor de pan que, en la brega de la vida, aprendió a discernir lo que significan el trabajo, la responsabilidad asumida, desde el brote hasta el empeño de que su esfuerzo siga dando ocupación a cientos de personas dispersas por toda España, haciendo dulce la vida a millones de personas que saben, y gustan, lo que significa el disfrute de los Dulces Miguelañez. Su ingenio comercial y la valentía en la toma de decisiones han sido el firme cimiento de la primera empresa que a millones de niños (y mayores) alegra la vida. Fue quien pusiera en marcha en España, por primera vez un Cash&Carry de productos de confitería dando origen a que toda España identificara dulces, caramelos, bombones, chuches, con este nombre tan segoviano y tan magníficamente expandido en comercios españoles de todos los tamaños y en todas las latitudes. Y, aunque le moleste que lo escriba, porque quiere en ello el anonimato, colaborador activo de muchas causas benéficas, como, entre otras, la Obra del Padre Ángel, repartiendo bondad y alegría por la vida que se nos da como el mejor regalo.
Vamos con otro nombre, de una actividad muy distinta, pero segoviano también, pues que nació en el simpático pueblo de Martín Miguel, “donde la tranquilidad y la naturaleza en estado puro, en palabras de Sara Suárez, están a un paso de Segovia capital”. Juan Yagüe Sevillano, dotado de ese algo que aporta la bonhomía y la comprensión hacia los demás. Una virtud tan escasa hoy, la de pararse a escuchar y alejado de la displicencia que se está apoderando de esta sociedad conformista en que vivimos y en la que el engaño, la mentira y la vulgaridad no son abono de futuro inmediato con vientos favorables, sino como estiércol contaminante de las aguas de la vida. Contra tanta realidad negativa lucha Juan Yagüe en su gran obra, los Colegios Casvi, como crisol de ciudadanos responsables.
Es importante constatar que la enseñanza privada, en este caso representada por Juan Yagüe y su mano derecha, Juan Luis, están muy lejos de la displicencia que quiere apoderarse de una sociedad civil, tronco de la nación, conformista hoy con la vulgaridad que se extiende como el viento, sin mirar norte ni sur, desde las instituciones que languidecen en un sopor, impuesto desde la cabecera y extendida como abono poderoso, no vivificante, sino como estiércol contaminante. No quieren, los que manda, gente que piensa sino gente que acata. A esta sinrazón que domestica en el servilismo a las personas, se presenta la eficacia de cientos de docentes, la mayoría de origen segoviano, en los centro de Villaviciosa de Odón, de Boadilla del Monte, o en Tres Cantos con el ‘Casvi International American School’, Y si todo ello significa el éxito consecuente del esfuerzo y de atreverse a emprender con el riesgo en el horizonte, se cimenta fuertemente con la seriedad y el prestigio que dimanan de Juan Luis Yagüe, su hijo, que se responsabiliza de las tareas más arduas y de una pléyades de profesores de los que más de seiscientos son segovianos. Eso es amar la Tierra propia y sus personas.
Como no pueden pasar desapercibidos auténticos moradores en lucha diaria por este pueblo que es Madrid, el más grande de la provincia de Segovia
Una referencia final de otro Segoviano en Madrid cuyo nombre no puede quedar en silencio ahora. Como no pueden pasar desapercibidos auténticos moradores en lucha diaria por este pueblo que es Madrid, el más grande de la provincia de Segovia, como atestigua la historia verdadera, no la nueva historia que se quiere escribir con falsedades que no admite ni el papel de estraza.
Jesús Núñez Velázquez, creador de la primera universidad privada de España, en Villanueva de la Cañada, municipio éste en otro tiempo -y aún hoy con alguna dependencia segoviana, como me decía su alcalde, mi amigo y ya viejo amigo, Luis partida. Fernando Tomé, sobresaliente en el mundo de la automoción, llegado non empeños e ilusiones desde su luminoso Bercial. Pedro Moreno, empresario ejemplar y mejor persona, de Iberext, líder en materia de luchar contra adversidades y daños causado por el fuego, salido de los Navares, (como esa ejemplar mujer que se llama Pilar González de Frutos y que es hoy una de los mas importante lideres del empresariado español). Juan Antonio Bachiller, que se adorna con la bandera de la amistad y del servicio a su Tierra de Villacastín y a todo lo que huele a segoviano, dedicado con éxito al desarrollo de las nuevas tecnologías, inquieto y eficaz. Y otros muchos, como De la Riva, Carmelo Olmos; Francisco Martín Moreno que desde su Juarros de Voltoya se ha convertido en el líder del jamón, con unas instalaciones capaces para cientos de miles de ejemplares… una nutrida nómina de segovianos en Madrid que se esfuerzan, ahora más que nunca, en dar la cara y tratar de servir en la difícil coyuntura de la pandemia. Afortunadamente no conozco a ningún segoviano plañidero – y mira que tienen motivos para quejarse- restaurantes cerrados o a medio subsistir, oficinas ‘online’, tiendas a cal y canto, pero todos con la sonrisa de saber que el reto es lo que nos hace fuertes, aunque no se vea el fruto del sacrificio.
Por hoy basta, solo os recuerdo, amigos lectores, una cosa, como mejor se pasan las penas es con un buen jamón segoviano. ¿Eh, Juan Carlos ? Y con un vasito de tinto de Sacramenia o de MartínMuñoz. ¿Eh, Joaquín?, pues a por ello, majos. Sin miedo, pero con prudencia…. Que el bichito todavía anda suelto y, con respeto y seriedad le venceremos. ¡Que San Frutos, que está al caer, nos proteja a todos!
Antonio Horcajo
