Los presidentes de Francia y Rusia, François Hollande y Vladimir Putin, respectivamente, acordaron ayer intensificar los ataques aéreos contra el Estado Islámico en Siria y, en concreto, coordinar los bombardeos contra el transporte del petróleo de la organización terrorista. A pesar de esta coincidencia, Hollande y Putin pusieron de manifiesto que aún persisten las diferencias en torno al futuro del presidente sirio, Bashar al Assad. Mientras que Hollande subrayó que para Francia su continuidad en el cargo no es una opción, Putin insistió en que la decisión debe tomarla el pueblo sirio “el Ejército del presidente Assad y él mismo son los aliados naturales en la lucha contra el terrorismo”, subrayó.
Putin subrayó que ambos países quedaron en “seguir trabajando conjuntamente” y castigar así a los autores de los atentados terroristas de París y Egipto. “Vamos a a aumentar el intercambio de información y de inteligencia de todo tipo” explicó. Ambos mandatarios insistieron así en la necesidad extrema de poner fin a los puntos petrolíferos de Daesh, su principal fuente de financiación, proponiendo además la abstención de atacar a la oposición moderada de Siria. Así, los dos mandatarios abogaron por formar “una gran coalición” contra “el enemigo común” que constituye el Estado Islámico
Por otra parte, el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, respaldó ayer en persona la campaña lanzada contra Estado Islámico por Hollande, aunque advirtió de que, al margen de Siria e Irak, también Libia se está asomando a una situación de “urgencia”. Así, Renzi decidió ayer apoyar a Francia en su ofensiva diplomática y militar contra Estado Islámico y compartió el llamamiento de Hollande para trabajar por una “coalición más amplia” con la que “destruir” al grupo yihadista, responsable de acciones “atroces” como los atentados de París.
