Uno de los apartados que une el cine con la realidad es la sección Tiempo de Historia de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), dedicada a mostrar en documentales lo que está ocurriendo o ha sucedido recientemente en el planeta Tierra. Quizá, sin duda, las noticias, los hechos más escalofriantes que en los últimos años no han dejado de rondar los noticiarios están relacionados con la guerra, especialmente la terrible invasión de Ucrania, de la que el mundo, lo vamos a llamar civilizado, pudiente, occidental, ha tratado con denuedo de poner fin con una paz duradera, y, también, en un ambiente bélico, y cierto desinterés del mundo antes aludido, con lo que acontece en Oriente Próximo, el continuo bombardeo de Gaza (Palestina) y la trágica muerte a manos del grupo terrorista Hamás de más de un millar de ciudadanos israelíes y la toma de un buen número de rehenes, capturados por dicho grupo terrorista, en una incursión que superó la infranqueable protección con la que el Estado de Israel protege sus territorios, incluso los ocupados. Poco más podemos añadir. Por esta razón, unos filmes nos van a enseñar lo que las noticias no nos muestran en los partes televisivos ni en las páginas de los diarios.
Palestina nos muestra sus cicatrices difíciles de restañar de la mano del cineasta palestino Kamal Aljafari, y su documental With Hasan in Gaza, que con la disculpa de buscar a un hombre que conoció en la cárcel cuando era adolescente, ya sabemos el buen número de palestinos en espera de juicio en las cárceles de Israel, radiografía la vida diaria de un pueblo invadido. La tragedia, el sufrimiento que no termina de concluir después de tantos años de opresión y abandono de la población Palestina.
Con el premio a la mejor dirección en el Festival de Locarno, nos llega Tales of the Wounded Land del realizador franco-iraquí Abbas Fahdel. El tema bélico en el Líbano informa su guion. La mirada infantil, puesta en los ojos de su hija, es siempre un recurso humano para mostrar cómo un estado ajeno, Israel, bombardea tu ciudad, tu hábitat. Sin rencor, trata de mostrar la fuerza del pueblo libanés para seguir adelante, superando la intrincada realidad.
De nuevo, llena las pantallas el problema palestino-israelí; en esta ocasión es la canadiense-libanesa Amber Fares con Coexistence, ¡My Ass!, que toma como protagonista a la comedianta israelí Noam Shuster-Eliassi, a la que sigue durante cinco años como activista contra el gobierno y trabajadora por la paz y que participa en diferentes organizaciones, incluida la ONU. En el documental contemplamos fragmentos de sus actuaciones en festivales palestinos y universidades, Harvard entre ellas, denunciando la ocupación violenta de los colonos de las tierras de Palestina y la indiferencia de la sociedad civil de Israel.
La guerra no deja de ser el recurso de los Estados poderosos contra los desaliñados pueblos que se encuentran a su lado, geográficamente, queriendo remodelar su historia con la de los conquistados. Alexander Rodnyansky, teniendo en la codirección a Andriy Alferov, nos lo muestra en Notes of a True Criminal, una acertada combinación de imágenes de hoy con material de archivo de los momentos más importantes de Ucrania en los últimos años. La postura antibélica de Rodnyansky le ha llevado a ser condenado, en ausencia, por un tribunal ruso a 8,5 años de prisión.
Tomando como inicio del documental las anotaciones en su propio diario del realizador ruso Aleksandr Sokurov, sin olvidar el material de archivo, Director’s Diary nos muestra en cinco horas lo sucedido en el mundo entre 1957 y 1991. Lo político, lo social y cultural, un aprendizaje.
La memoria no siempre es historia, solo los recuerdos de la infancia marcan la realidad y Vladlena Sandu se vale de ellos en Memory, Premio del Público en el Festival de Venecia, para un documental de sueños, realidades de archivo y dibujos animados. Todo vale para recuperar en imágenes la guerra ruso-chechena.
Dos directoras nos muestran en sus largometrajes la morriña por su tierra. La portuguesa Maureen Fazendeiro nos plasma en Las estaciones la región portuguesa del Alentejo, un amplio muestrario entre ficción y realidad; la belleza de su tierra y la mezcla de agricultura y arqueología. Todo un impulso. La directora macedonia Tamara Kotevska nos proyecta en su filme The Tale of Silyan la ineludible realidad de la migración y el deterioro de la naturaleza, en la dicotomía entre tradición y producción. Para desarrollar dicha circunstancia utiliza la amistad de un granjero cuya familia ha tenido que emigrar y una cigüeña. Economía, ecología
Un apartado siempre integrador desde una perspectiva de identidades marginales, silenciadas en los conflictos bélicos, coloniales en África o Palestina, la revuelta de la juventud dentro de una estructura homófoba y el revuelo social frente a gentrificación, tiene en Punto de Encuentro un claro lugar para exhibir lo que no se muestra o se realiza con discreción.
Oportuna, en ningún momento oportunista, Palestine 36 de Annemarie Jacir realizadora palestina que cuenta en su película con protagonistas de la talla de Jeremy Irons, Liam Cunningham y Hiam Abbass. Nos narra una Palestina a la que quieren dejar fuera del territorio que les pertenece. Del yugo otomano pasa al Imperio británico, para luego dividir su tierra en dos estados, Palestina e Israel. En el largometraje vemos el pasaje histórico de las revueltas de 1936, cuando más de un millón de personas se alzaron contra la opresión inglesa, y la torva represión del ejército del Reino Unido. Es, sin duda, el principio de la contienda árabe-israelí.
El colonialismo, aún activo con las nuevas tretas de ocupación, es lo que nos hace ver Sleeping Sickness en Gavagai. Él, un aventajado alumno de la Escuela de Berlín Ulrich Köhler. La discriminación, todavía presente, se inicia en Senegal con la filmación del clásico Medea de Eurípides, y se muestra cómo la relación sentimental entre la directora y el protagonista, en su estreno en la capital alemana, se ve comprometida por el racismo.
La presencia del cine que se realiza en la América hispana enriquece el certamen con el autor mexicano David Pablos y su En el camino (mucho Kerouac), premio Orizzonti a la mejor película en la última edición del Festival de Venecia. Una historia de amor queer (copiando a otro beat, W S. Burroughs, amor maricón) entre un camionero cuarentón y un joven que se prostituye. Carreteras polvorientas, sexo y la huida de unos narcotraficantes por el norte de México.
Una historia real, en el cine de ficción, unos adolescentes polvorientos roban una cámara y graban al detalle sus peligrosas vidas en el violento Medellín de finales de los años 80. Barrio triste es el primer largometraje de Stillz, director de videoclips musicales, algo que se nota en la banda sonora. Lo más atractivo es la naturalidad interpretativa de actores, tomados de la calle sin experiencia en el mundo del cine.
Cerramos este balance con el celuloide Rental Family, de la realizadora japonesa Hikari. El tema de la soledad, alquilar personas que oigan nuestras cuitas o nos acompañen al médico, al perro lo dejamos con el cuidador, es lo que nos cuenta la realizadora nipona en su último rodaje, que se proyectará fuera de concurso en la Sección Oficial.