El candidato del PP a la Presidencia de la Junta, Juan Vicente Herrera, volvió a defender ayer el futuro de la central nuclear de Santa María de Garoña, que estimó compatible con la cesta energética nacional y rechazó su cierre, que se debe, dijo, a un «capricho ideológico» del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En Miranda de Ebro, a escasos kilómetros de la central de Garoña, cuyo cierre ha previsto el Gobierno para el 6 de julio de 2013, Herrera enfatizó al afirmar que si el Consejo de Seguridad Nuclear pusiera en duda la seguridad de la nuclear él sería el primero en pedir el cierre, pero insistió en que mientras tanto se tiene que mantener. «Por un capricho» del presidente del Gobierno no se pueden destruir 1.000 empleos, no se haría en el País Vasco o en Cataluña».
Herrera defendió que los planes alternativos vengan después y no antes de la «destrucción» de los puestos de trabajo e insistió en pedir responsabilidad al presidente del Gobierno. Asimismo, recordó que el plan energético que presenta en su programa electoral recoge todo tipo de energías, desde «la racionalidad», donde añadió que no sólo está la central burgalesa, sino el carbón.
El candidato también se centró en otro de los problemas de la zona, como la agricultura, y en concreto la producción de chacolí, que ha motivado la falta de una entrevista con el lehendakari Patxi López. Herrera comprometió, desde la Junta, la protección para esos vinos y se mostró convencido de un acuerdo con el dirigente de la comunidad vecina, pero también criticó a la «gente que ha venido aquí, que ni siente ni padece, y confunde la uva de Rueda con el chacolí», como censura a la entrevista de Óscar López con el lehendakari, a quien reconoció que ya le haya dado como ganador por decir que se reunirá con él a partir del 22 de mayo.
Un guiño a los candidatos locales realizó al afirmar que aquellos alcaldes que han estado en esta crisis con propuestas saldrán «reforzados». Incluyó a la alcaldesa de Condado de Treviño, Inmaculada Ranedo, sentada en las primeras filas, cuya gestión enmarcó en la colaboración, lejos de momentos anteriores de «confrontación y fronteras» sobre las que «Castilla y León no va a transigir».
