Un gol de Gonzalo Higuaín condujo a la remontada a un Real Madrid que enloqueció al ver perdida la Liga y remontó cuando se conducía al vacío sin fútbol pero con pegada, ante un Getafe que mereció mejor premio.
Dos ‘cachorros’ blancos: Roberto Soldado y el ‘pirata’ Granero instalaron el pánico en el que debería ser su estadio si corriesen tiempos mejores para la fábrica ‘merengue’. Primero perdonó Soldado, rematando alto un centro de Manu a los tres minutos.
Nada pudo hacer, seis minutos después, la estirada de Íker ante la especialidad de Soldado, un cabezazo a centro de Granero, que castigó la indolencia local.
La impotencia definía el juego del Real Madrid. El enfado aumentaba en la grada ante la falta de criterio de un equipo que se desinflaba sin ‘Lass’. Un centro en un gesto de calidad de Van der Vaart, con el exterior del pie izquierdo, que remató Huntelaar chocando con Stojkovic, fue la única noticia en ataque.
Estático. Sin movimientos ni desmarques, el Real Madrid estuvo en manos de un Getafe que desaprovechó su momento. Soldado chutó al lateral de la red (min. 22) y la movilidad de Manu no encontró premio. El único aplauso de la grada retrató a los que estaban dentro del campo. Fue para Arjen Robben cuando saltó a calentar.
Pero el fútbol no entiende de justicia y, en la última jugada del descuento de la primera mitad, un cabezazo de Gago provocó la duda en el repliegue de la zaga visitante y el más listo de la clase, Higuaín, recogió el balón muerto y escorado marcó a puerta vacía.
Ante la falta de fútbol, tocaba arrebato y Juande Ramos, que veía todo perdido, apostó por la velocidad. La entrada de Robben encendió a la grada que veía la resurrección de su equipo con una doble ocasión de Ramos y Huntelaar.
Los nervios se apoderaban del Getafe ante el despertar ‘merengue’, pero tenía calidad para sorprender al contraataque a un equipo volcado. Un mal control de Soldado, solo, tras pase de Albín avisó de lo que estaba por llegar.
La pasión se apoderó del partido y hasta Juande realizó acciones que solo él comprendió. Dio entrada a Javi García y Drenthe por Cannavaro y Robben. Gago de central y la enésima lesión muscular de Robben en una semana en la que se decide el título de Liga.
No llevaba un minuto en el campo cuando pasado de revoluciones Drenthe vio una amarilla. Pero entre los errores apareció la figura de Guti. El público daba aliento a un Real Madrid volcado, lleno de huecos en defensa, y el silencio se apoderó del coliseo blanco unos segundos, cuando una asistencia de Gavilán a Albín, el verdugo de la primera vuelta, lo envió a la red el uruguayo. La Liga estaba perdida.
Restaban siete minutos y solo la épica podía salvar al cuadro de la capital. Guti metió de nuevo a su equipo en el partido, con un disparo a la escuadra de una falta rigurosa. Superado por los acontecimientos, en otra contra del Getafe, Pepe perdió los papeles. Cometió un claro penalti sobre Casquero a quien, además, agredió cuando estaba tendido sobre el césped.
Dos minutos para el final y en las botas de Casquero estaba el punto y final del campeonato, además de la salvación de su equipo. La parada de Íker fue el último impulso para un conjunto al que, de nuevo, salvó la varita mágica de Higuaín. Sobre la hora, soltó un latigazo de rabia directo a la red.
Remontada épica de un Real Madrid que se mantiene con vida en la lucha por el título, y pasa la presión al líder, el Barcelona, a falta de seis finales. También lo serán para un Getafe que complica su existencia en Primera División con un castigo excesivo.
