La gala de entrega de los premios FES que tuvo lugar el viernes por la noche estuvo marcada por la participación de representantes de casi todos los sectores segovianos, que no quisieron perderse un acto de reconocimiento a empresarios y directivos que se han demostrado capaces de mantenerse o incluso crecer en un panorama de crisis.
Además se conmemoraban los 35 años del nacimiento de la Federación Empresarial Segoviana (FES), y el respaldo fue mayoritario, con la participación de los presidentes de las sectoriales asociadas en la Federación, y de otras que no se han integrado aún. También estuvieron organizaciones económicas como la Cámara de Comercio, salvo algún caso, o de entidades financieras, especialmente de Caja Segovia y de las Cajas Rurales de Burgos, Segovia y Fuentepelayo, que prosiguen su integración.
Los políticos no quisieron perderse la cita y acudieron parlamentarios nacionales, provinciales y los procuradores regionales, tanto del PP como del PSOE.
El principal protagonista de la noche, Pedro Palomo, quiso insuflar una inyección de optimismo a todo el tejido empresarial. Pero el presidente de Cepyme, Jesús Terciado, volvió a ver el vaso medio vacío al revelar los datos de una encuesta de la organización empresarial a la que representa. Sólo su confianza en el “exquisito club del euro” y el comienzo del pago a proveedores permitió ver algo de confianza en el futuro; y se sumó así a las palabras que había pronunciado uno de los premiados, Félix Moracho, también presidente de Caja Rural de Segovia, alabando las bondades que puede acarrear la reforma laboral; que debió escuchar el alcalde cicerone, el socialista José Luis Vázquez.
A Palomo no le tembló la voz al referirse a la responsabilidad de todos los políticos a los que sugirió “revisar las competencias de las administraciones” para evitar duplicidades. La consejera de Agricultura, Silvia Clemente, sí apostó por “priorizar” inversiones. Así lo había dicho antes, a través de los medios de comunicación, en respuesta a las organizaciones agrarias a las que aclaró que no es momento de quejarse “sino de colaborar entre todos, porque existe una «realidad incontestable» que es el recorte del gasto público.
En el otro punto en el que hubo acuerdo generalizado fue en el espíritu segovianista. La consejera habló de los “valores diferenciadores de nuestra personalidad”, aunque en Segovia “no seamos muchos, pero característicos”. Ello llegó de orgullo a los numerosos empresarios emigrantes que también aportaron un plus al encuentro. Liderado por Pilar González, de Unespa, y Fernando Tomé, presidente de la asociación, el grupo de líderes emigrados fue muy nutrido.
No faltaron personas del mundo del arte como la directora del Museo Esteban Vicente, Ana Martínez de Aguilar, o el escultor Luis Sanguino, ni de colectivos benéficos como Apadefym, con su presidente, Antonio Tapias. El ámbito académico lo representaba el vicerrector de la UVa, José Vicente Álvarez Bravo. Las fuerzas de seguridad estuvieron presentes durante el acto y a su término en las carreteras. Acudió el teniente coronel de la Guardia Civil, Juan Miguel Jiménez, y el comisario jefe Ramón Gómez. El mundo de la ganadería y la agricultura arropó a su colega Antonio Cid; y la hostelería también respaldó a Miguel Antona, como hizo el alcalde de El Espinar, Francisco Jorge, aplaudiendo a sus paisanos premiados, los hermanos Martín, expertos en recortes, pero de paneles de madera.
El eterno debate de si ahorrar supone desactivar la economía se aplicó también a la gala. Todos defendieron la necesidad de continuar con estos premios que generan ánimo al empresariado y a los consumidores. Como en los discursos, la necesidad de austeridad se dejó sentir en la ceremonia, donde en lugar de una cena se ofreció un cóctel. En lo único que no hubo recortes fue en los tiempos de intervención de los premiados y las autoridades.
