En el año 2010, Almudena Grandes publicó la novela “Inés y la alegría” y anticipó que era la primera de un ciclo que ella llamó “Episodios de una guerra interminable”. Era como un homenaje a los “Episodios Nacionales” de Benito Pérez Galdós y en esas novelas, Almudena Grandes pretendía contar la que yo llamo “nuestra guerra de los mil días” a través de historias reales noveladas. Antes de nada, decir, que todas me parecen fantásticas, ahora que en el 2020 ha publicado la quinta entrega, “La madre de Frankenstein”. Otra vez, fantástica novela. Pero antes les quiero contar una reflexión personal.
El día 4 de abril se murió mi madre, en una residencia, sola, sin la compañía de sus hijos ni otros familiares, sola, tras un mes sin poder visitarla. Sin recibir ningún tratamiento, solo paracetamol, sin llevarla al hospital porque ¿para qué?, tiene 92 años, no la van a hacer nada, decían… Tampoco la hicieron test alguno ¿para qué?
Ese mismo día, sábado, el dictador pronunció un discurso, habitual ya como los de Fidel Castro, largo, vacío. Casi al final dijo:
“Quisiera deciros también a los mayores, que estáis más amenazados que nadie, lo sabemos todos, lo tenemos muy presente quienes gobernamos el país: que no os vamos a abandonar. Esta es una de las grandes lecciones que estamos viendo de la sociedad española.
Que la sociedad española no va a desentenderse de vosotros. Os vamos a cuidar como nos cuidasteis a nosotros.
Que vamos a proteger vuestra salud y vuestras vidas con el mismo ahínco que todas las vidas, todas por igual, tengan la edad que tengan, porque las sentimos igualmente valiosas y os queremos con nosotros.
Os necesitamos con nosotros. Este es vuestro país, antes que de nadie.
Y desde el primero hasta el último de los españoles, de vuestros compatriotas, desde el primer sanitario hasta el último niño vamos a pelear junto a vosotros, los mayores, por vosotros, los mayores”.
Al día siguiente la enterraron. Las sensaciones fueron tremendas.
Ahora, pasados varios días, con miles de mayores muertos abandonados, recordando todo esto, me queda el ratificarme que para este gobierno del dictador Sánchez y el pequeño (por el tamaño) dictador Iglesias, los ciudadanos no somos nada, no les importamos nada, somos números y si eres mayor, el número es el cero. Y, al igual que los alemanes en la Alemania de los campos de exterminio, la mayoría de los españoles lo saben, pero les consienten todo a estos dictadores, el silencio culpable. ¿Hasta cuando?
La novela gira en torno al manicomio de Ciempozuelos en la década de los 50 y a unos personajes principales claramente definidos. Una paciente, Aurora, internada por el asesinato de su hija Hildegart, cuyo fue caso muy mediático en su época e incluso se rodó una película, fue una mujer muy avanzada socialmente para la época, feminista y luchadora. Germán un psiquiatra que había huido de España durante la guerra a Suiza, a casa de un amigo de su padre que le cuida y se preocupa de su formación, vuelve en esos años a trabajar a este manicomio para poner en marcha un nuevo tratamiento con un medicamento que en Suiza funcionaba bien con ciertos enfermos mentales. Y, por último, María, una auxiliar con una vida pasada y presente muy dura, sin padres, cuidada por sus abuelos y que trabaja en el manicomio.
Alrededor de estos protagonistas, en la novela aparecen infinidad de personajes importantes para su desarrollo, más de cien, la gran mayoría con historias personales impactantes y con un protagonismo que van aportando músculo a la narración. Entre los reales, los famosos psiquiatras, López Ibor y Vallejo Nájera, que no quedan muy bien parados, por cierto. La novela se desarrolla en el manicomio en los años 1954 al 56, más o menos, pero la historia se remite a historias de la guerra e incluso antes y también avanza en el tiempo hasta la década de los 70 para contarnos el final de algunos personajes.
Fantástica ambientación de la época y, sobre todo, de un mundo algo desconocido con es el de los psiquiátricos y más en aquellos años de oscuridad, de penurias, de falta de libertad. Grandes diálogos, buen ritmo narrativo que te incita a seguir leyendo, no falta el humor y la ironía a pesar de la dureza de los hechos y de la situación social. Además de todo lo anterior, también es una gran historia de amor.
Me parece muy elaborada, documentada, es una gran novela porque es muy difícil “amasar” tantos personajes, tantas historias paralelas, pero importantes para la narración central. Me gustaron mucho la primera novela (Inés y la alegría) y la tercera (Las tres bodas de Manolita) y esta me parece a su altura, quizás con más intensidad, con un relato más emotivo. Gran novela de personajes, muy bien definidos, creíbles.
En la parte final hay un caso de robo de niños, quizás un poco precipitado, tratado como de pasada en comparación con el resto de la novela, sin la importancia que debiera. Es muy clásica en cuanto a los tiempos, ese ir hacia atrás, volver, ir hacia más adelante, etc. pero muy bien resuelto. El lenguaje también es muy, digamos, funcional, sin arabescos ni nada que lo complique. A pesar del gran número de personajes que intervienen en la narración, al final todos te parecen importantes. Tiene un ritmo ágil, tiene fuerza narrativa, crea intriga. Al final del libro hay un muy útil resumen de todos los personajes. Y añade al final unas páginas en las que cuenta cómo llega a ella información del personaje de Aurora, cómo investiga y llega a escribir la novela. A mí siempre me parece muy interesante cuando los autores cuentan cómo escribieron sus novelas o libros.
¿Qué más decir? Que me ha gustado mucho, que me ha parecido una buena, una muy buena novela. Recomendable, al nivel de todas las de esta serie. Les aconsejo su lectura en la seguridad de que van a disfrutar del placer de su lectura, además, es de esas novelas que no te deja indiferente, te hace pensar y te facilita conocer un aspecto más de esa parte de nuestra historia. Léanla, en un libro de verdad, no en uno digital y disfrutarán mucho.
Al menos a mí me lo parece.
