Las obras de artes están al alcance de unos pocos, coleccionistas en la mayoría de los casos, y en rara ocasión se pueden contemplar en algún museo.
Sin embargo, Segovia es una ciudad muy rica es este tipo de patrimonio cultural. En consecuencia, hay varios lugares que ofrecen la posibilidad de contemplar trabajos que tienen un largo recorrido histórico, como es el Museo del Palacio Episcopal de Segovia.
Desde que el verano dio comienzo cerca de 300 personas se adentraron por el interior del Museo Diocesano de Segovia.
Los días que más afluencia de visitantes hay son los que coinciden con puentes o días festivos. También el buen tiempo invita a las personas para aislarse por unos momentos del típico calor veraniego. «En las dos últimas semana se está notando el aumento de turistas», señala el responsable del museo, Santiago Franco.
El perfil del visitante es muy variado. Pese a que Segovia se caracteriza por recibir a lo largo del año miles de asiáticos, éstos no son lo que más se dejan ver por las dependencias episcopales. Aún así, según añade Santiago Franco, «más o menos la mitad de los que viene a ver las obras forman parte del turismo nacional, y la otra mitad si que son extranjeros».
La sala de exposiciones ocupa la primera planta del edificio, cuyo mobiliario, junto con su distribución y función original, se ha conservado. La colección la componen tres conjuntos, las cerámicas de Zuloaga, otro de vidrio y cristal de la Real Fábrica de La Granja y un tercero de arte religioso del Museo Diocesano de Segovia.
Para conocer la historia del Palacio Episcopal hay que remontarse hasta el siglo XVI. Originalmente la propiedad perteneció al Mayorazgo del Conde de Puñonrostro, pero desde 1635 el edificio perteneció a la familia Salcedo. A partir de esa época, la familia Salcedo invirtió mucho dinero para construir la casa-palacio y formar así la base de su Mayorazgo.
A mediados del s. XVIII la propiedad, que estaba ruinosa y sin acabar, la adquirió el Obispo de Segovia, Manuel Murillo y Argaiz mediante un ceso perpetuo a Manuela Josefa de Salcedo con objeto de construir en la propiedad un Nuevo Palacio Episcopal. El actual Palacio lo diseñó el arquitecto de la Santa Iglesia Catedral de Toledo, José de la Sierra. Durante su construcción, se decidió conservar la fachada renacentista del palacio. Una de las partes que más llama la atención, es la central del palacio, ya que los arcos que lo rodean forman una imagen clásica del estilo barroco. En su conjunto, el Palacio Episcopal es uno de los complejos arquitectónicos más bonitos de Segovia.