El balance de víctimas mortales del Costa Concordia, el crucero que encalló el pasado viernes en la isla toscana de Giglio, aumenta. Y es que los servicios de rescate encontraron ayer los cadáveres del mallorquín Guillermo Gual, de 68 años, y del italiano Giovanni Masia, de 85, en una de las zonas sumergidas de la embarcación de lujo, según afirmó el rotativo Il Corriere della Sera. Por su parte, el Ministerio de Exteriores, al cierre de esta edición, todavía no lo había confirmado de forma oficial.
Los cuerpos estaban cerca de uno de los puntos de recogida y tenían los chalecos salvavidas puestos. Posteriormente, fueron trasladados a un hospital de Grosseto, donde se certificó su fallecimiento.
Por su parte, los buzos encargados de buscar a los desaparecidos que podrían permanecer aún atrapados en el barco prosiguieron con las tareas de rescate con creciente pesimismo tras el hallazgo. Así, el número de personas que han perdido la vida en el accidente asciende a cinco. Las tres primeras víctimas confirmadas fueron dos turistas franceses y un tripulante peruano. Además, todavía hay 15 pasajeros que aún no han sido localizados tras el siniestro.
Pese a estos hechos, también hay alegrías entre los acontecimientos que se van sucediendo. Y es que los servicios de rescate consiguieron salvar a un tercer superviviente del interior de la embarcación. Se trata de Marrico Giampetroni, comisario de a bordo, quien fue sacado del barco en una camilla.
El equipo de salvamento italiano ya había logrado rescatar con vida a dos personas, una pareja surcoreana de 29 años.
Los supervivientes solo tienen sentimientos de rabia, dolor y sufrimiento a su llegada a casa tras vivir los momentos más angustiosos de sus vidas . Y es que, aunque no hay claros culpables, todo apunta, según los testimonios de expertos y de los pasajeros, que la labor del capitán del barco, Francesco Schettino que ya fue detenido, no fue la correcta.
«El comandante fue imprudente. Nada funcionó. Fue como el Titánic. Con la diferencia que aquí no se respetó lo de las mujeres y los niños primero o lo de que el capitán que abandona al final la nave», lamentó una de las afectadas.
A esta indignación se suman las palabras de varios expertos en salvamento marítimo que achacan a la complejidad tecnológica y a la falta de formación de los tripulantes el accidente. Además, apuntaron que el retraso en la evacuación podría ser consecuencia de un mal uso de las radiocomunicaciones. Aunque, afirmaron que «habrá que esperar al análisis de la caja negra, que permitirá esclarecer las causas del naufragio».
