Con la caída de la tarde comienza un espectáculo aéreo en el barrio de San José. Un bando de estorninos negros (Sturnus unicolor), tras dibujar durante un rato maleables formas en el cielo, se abalanza sobre los castaños de indias del ‘Parque Infantil de Tráfico’. Poco después, otra bandada. Y otra. Y una más… La llegada de estas pequeñas aves de comportamiento gregario, que buscan en las arboledas de las ciudades un refugio a salvo de depredadores, crea gran bullicio… y también molestias a los vecinos.
“Debemos intervenir para evitar problemas de salud pública”, señala la concejala de Medio Ambiente, Paloma Maroto, cansada de escuchar quejas por la acumulación de excrementos de los estorninos y el hedor que despiden, además de por el estruendo de las aves al llegar a dormir y al amanecer.
La situación no es nueva. El Ayuntamiento lleva desde 2008 intentando controlar esta plaga, típica de los meses más calurosos. “Hemos tenido que ir adaptándonos, cambiando los métodos”, explica Maroto. Tras media docena de años de “batalla”, en la que el presupuesto municipal dedicado a esta actuación ha ido creciendo —de 4.500 euros en 2008 a 10.000 en el presente ejercicio—, ella sostiene que los esfuerzos realizados han logrado minimizar los conflictos. “Ahora vienen a dormir muchos menos, el número no tiene nada que ver con el de hace unos años”, agrega la concejala.
La experiencia acumulada en esta lucha por ahuyentar a los estorninos —en la que se llegó a recurrir incluso al disparo de armas de fuego o al lanzamiento de material pirotécnico— llevó a los técnicos municipales al convencimiento de que el método más efectivo era el uso de aves rapaces. “Resultaba más caro, pero también menos impactante y menos molesto a la población”, dice Maroto. Así que, desde 2012, los esfuerzos se han centrado en esa línea de actuación.
Este verano, halconerosdecastilla.com se está encargando del control de la plaga. Y lo está haciendo en tres escenarios diferentes. En las tierras de la periferia de Segovia utilizadas por los estorninos como comederos se sueltan, para evitar el acercamiento de los bandos a la ciudad, un halcón peregrino y un hídrido entre peregrino y halcón sacre. “La pretensión es que los estorninos no se sientan cómodos y dejen de usar esa ruta”, explica Gustavo Sebastián, de Halconeros de Castilla. El segundo lugar de actuación es el entorno del ‘Parque Infantil de Tráfico’. Desde la antigua Cárcel se lanza un halcón sacre para que realice ‘vuelos disuasorios’ que eviten la entrada de los estorninos al dormidero. Y, por último en la propia arboleda de San José intervienen dos águilas Harris, atacando a los bandos. Además, en este escenario, Halconeros de Castilla utiliza otros métodos complementarios, como la reproducción de sonidos de depredadores de estorninos y una iluminación “molesta” a estos pájaros.
De momento, el trabajo parece estar dando frutos. Si en 2011 se estimó que el dormidero acogía a entre 6.000 y 7.000 estorninos, ahora la cifra no supera los 2.500. Sin embargo, Sebastián insiste en que hay que permanecer alerta. “Si no se controla la plaga, va creciendo, como una bola de nieve, así que toca seguir ahuyentando estorninos”, concluye.
