El lunes y martes de Carnaval en San Pedro de Gaíllos son días de hacendera, trabajo al que acuden los vecinos voluntariamente —hace años era de obligado cumplimiento— abandonando sus ocupaciones diarias para dedicarse a las del interés común.
A las 9,30 horas del pasado lunes, en el salón del Ayuntamiento, recibían indicaciones de la alcaldesa, Esther Castro, sobre los trabajos a realizar en la jornada. Mientras se organizan los grupos de trabajo, se toman un café con pastas y también una copa, que es lo que marca la tradición. Hoy pueden elegir, antiguamente se tomaba aguardiente. El tiempo acompañó para poder dedicar la mañana del lunes al arreglo de caminos principalmente. Por la noche, todos los que han participado en los trabajos se juntan en el salón para merendar las ensaladas de escabeche a las que invita el Ayuntamiento.
El martes por la mañana a la misma hora se organizan, esta vez para ocuparse de tareas de poda y limpieza de la leña. Cada vecino aporta herramientas y vehículos necesarios para el trabajo. Por la tarde la leña se trae a la plaza para ser “rematada”. Los remates se alargan durante algo más de una hora, durante la cual los vecinos interesados pujan por los lotes de leña, en total fueron cuatro de diferentes clases, pagándose el más caro, de roble, a 275 euros, y el más barato, a 35 euros, de encina y frutales.
El martes cenan de nuevo todos los hombres juntos en el salón, pero esta vez cada uno lleva su merienda. Las mujeres se organizan por cuadrillas de edad para merendar los dos días. Pero también los niños, imitando a los mayores, merendaron juntos en la casa del cura.
El lunes de Carnaval es el “Lunes de naranjas”. Según recuerdan los más mayores, este día los niños del pueblo aprendían con sus maestros poesías o pequeñas obras de teatro que recitaban en el pequeño escenario que preparaban en el salón. Allí estaba el alcalde, que obsequiaba a cada niño con caramelos y un par de naranjas.
Un año más, el hogar del jubilado de El Espinar celebró el entierro de la sardina. Como ejemplo vivo de energía vital, llevan años modificando los esquemas profundos que han marcado su generación, anclando el color negro al duelo, rejuveneciéndose al transformar el “terrible color”, en un símbolo de fiesta y alegría.
Como viene siendo habitual en los últimos años, la asociación cultural La Machota de Zarzuela del Monte organizó el martes de Carnaval un gran baile en el salón del pueblo para disfrute de los más pequeños de la localidad “machotera”. Los niños y sus padres merendaron y pasaron un buen rato disfrazados.
