Conocí a Love of Lesbian gracias a Ana Vázquez, compañera en las lides del periodismo y erudita en territorios musicales poco explorados. «Seguro que te van a gustar», me dijo al poner en mis manos «1999» y «Maniobras de escapismo». Al terminar de escuchar los discos, vi con claridad que afortunadamente otra música es posible y descubrí un pop luminoso, brillante, evocador y, sobre todo, creativo y muy alejado de los estereotipos que han conseguido necrosar un género que ha dado mucho y muy bueno a la música española.
Desde entonces, sigo con interés el trabajo de esta banda y espero con inquietud cualquier novedad en forma de canción o videoclip; y el hecho de que eligieran Segovia como una de las plazas para su gira «La noche eterna 2013», me hizo albergar esperanzas de asistir al concierto más importante del año en la capital.
La crisis, los hados del destino y otros factores ingobernables hicieron cambiar las previsiones iniciales del concierto, previsto inicialmente en el aparcamiento del Regimiento y que finalmente se trasladó hasta la Sala Boss, donde se concentraron un buen número de «lesbianos» que llenaron el local de conciertos ; muchos de ellos procedentes de fuera de la provincia.
La Sala Boss se ha revelado como un local interesante para albergar conciertos, pero con unas condiciones manifiestamente mejorables para ofrecer un sonido de calidad. Así, la riqueza de matices de la música de Love of Lesbian que ofrece en cada canción, resultó difícilmente apreciable a lo largo de su actuación, y en algunos tramos del concierto, directamente inaudible. La propia banda acusó esta dificultad y tuvo que sobreponerse canción a canción, impulsada por un público absolutamente incondicional y entregado que disfrutó al máximo sin dar excesiva importancia a los problemas de sonido, que en ocasiones generaban una cierta descoordinación entre los propios músicos.
Pero Love of Lesbian demostró ser un grupo capaz de superar dificultades y que cree firmemente en su forma de hacer las cosas, y poco a poco consiguió dominar una difícil situación y dejar para el recuerdo magníficas interpretaciones como «Segundo asalto» o «Allí donde solíamos gritar», canción que dio el giro definitivo para que el grupo recuperara el control de la situación sobre el escenario. Gran parte de la culpa de este éxito hay que atribuirla al líder de la banda, Santi Balmes, un tipo muy singular cuya sencillez transmite el buen rollo que destilan sus canciones.
Segovia merece que Love of Lesbian regrese para mostrar su verdadero potencial, quizá en un formato acústico que permita ofrecer la calidad que atesora, si las paellas y las cervezas veraniegas no les apartan de esa línea de creatividad que engancha y emociona. Habrá mejor ocasión…
