Hablar del Tiempo, así, con mayúscula, siempre es un tema muy socorrido. Encuentras un amigo y muchas veces la conversación la iniciamos precisamente hablando del tiempo. ¡Hoy hace mucho frío! ¡La temperatura va subiendo poco poco! ¡Qué molesto es este aire…! Y ya puedes encarrilar la conversación por otro camino.
No es cosa de moda hablar del Tiempo. Desde hace muchísimos años ¿siglos? supongo que habrá sido un recurso muy provechoso. Cuando hace varias décadas en este periódico los cuatro redactores de entonces nos encargábamos cada día de escribir un comentario que titulábamos “Crónica de la ciudad”, en segunda página, había momentos en que la inspiración “se escapaba” y no sabías qué tema elegir. Solución: Hablar del tiempo, escribir sobre algún aspecto del tiempo, y así salías del paso en esa ocasión.
Decía que es un tema muy socorrido y bien se muestra en el libro “El Tiempo y los espacios de tiempo en los refranes”, que en 1945 publicó Luis Martínez Kleiser. Recogía muchísimos momentos, características, temas relacionados con el tiempo, que el capítulo titulado “Los meses” agrupaba cada uno así: “Enero, el gato en celo; febrero, merdero;marzo, sol como mazo; abril, aguas mil; en mayo, toro caballo; junio, hoz en puño; julio, calentura y aúllo; agosto, frío en rostro; septiembre, el rozo y la urdimbre; octubre unce los bueyes y cubre; noviembre y diciembre, coma quien tuviera, y quien no tuviera, siembre”.
Entre mis libros curiosos guardo dos ejemplares del “Almanaque Bailly-Bailliere” de los años 1899 y 1909, publicados en Madrid por Bailly-Bailliere, e Hijos, con autorización de la casa editora ubicada en París.
Antes de incluir las hojas referidas, como diario, a cada mes, figura una página con la Descripción del cielo del día 1 (o el que correspondiera) a las 9 de la noche, reproduciendo un mapa celeste donde aparecen La Osa Mayor y Menor, Perseo, León, Los Gemelos, etc., señalando asimismo la salida y puesta del sol. El Tiempo ya era interesante entonces, aunque con el avance de las técnicas toda haya ido cambiando a favor. Y desde aquellos años en que el entonces popular Mariano Medina informaba en la televisión, en blanco y negro, sobre las circunstancias y variaciones climatológicas, los avances han sido gigantescos, especialmente desde que comenzó a funcionar la Asociación Española de Meteorología (AEMET), de la que echan mano todas las televisiones actuales, que en varios de sus programas al día nos cuentan con todo género de detalles los pronósticos del tiempo en cada comunicad autónoma, en Europa y a veces en el resto de parajes del mundo, con frecuentes ilustraciones fotográficas.
Los almanaque a que anteriormente me refería eran de curiosos y variados contenidos, pues incluyen, junto a los almanaque citados, noticias sobre el mundo literario, la política, la geografía, los usos y costumbres de la época, consejos para mantener una buena salud y prácticas de higiene, la moda en el vestir, características de ciudades, leyes científicas, el mundo animal, la Naturaleza en sus diversos aspectos, datos de la historia, la vida en el campo, calendario gastronómico, agricultura, deportes, consejos sobre viajes, los periódicos diarios, artistas de las Bellas Artes y, claro está, los imprescindibles anuncios publicitarios dando a conocer todas las novedades, en los diversos aspectos, que se presentaban.
Lo dicho; eran pequeñas enciclopedias cuyo ojeo, hoy, constituye un curioso placer para “volver” muchos años atrás.
El Tiempo, pues, a lo largo de todos los períodos de la historia siempre “ha dado mucho juego”, por lo que no es extraño que hoy sigamos echando mano de sus altibajos, en estos momentos tan frecuentes y tan variables, para quejarnos o entusiasmarnos de sus bonanzas y contrariedades.
Porque, si volvemos a “lo de siempre”, la política, ya tenemos otro lío, aunque ahora, con tantas leyes que se vienen aprobado casi cada día, nunca puede faltar tema para hablar y escribir. Como acaba de hacer Federico Jiménez Losantos que en un reciente artículo sobre la Ley de Paridad, decía: “Es una ofensa a todas las mujeres que ocupan puestos destacados por su valía, al asimilarlas con las que sólo prosperarán por cuota política, aunque no valgan. Así, la fundada sospecha de que hay mujeres que ascienden sólo por su sexo manchará a las que lo hacen por su talento”.
Y si vamos a la Ley de Bienestar Animal, ¡para qué voy a contarles! Ésta sí que va a dar que hablar, y para rato. Por cierto que estarán agradecidos a la ingeniosa señora ministra unos cuantos bichejos por no haberse acordado de ellos: Moscas, mosquitos, moscones, avispas, mariposas, gusanos, chicharras y grillos…si bien a estos últimos habría que señalarles horas concretas para “practicar” su original “canto” a fin de no despertar a los que gozan de plácido sueño.
Pero, ¿no les parece que es mejor volver a hablar del tiempo y no entrar en tantos “berenjenales”?
