El Barcelona volvió ayer al trabajo y su entrenador, Pep Guardiola, dio la cara ante los medios de comunicación. En su primera comparecencia de la pretemporada, no eludió ninguna pregunta y respondió a cuestiones como la venta de Chygrynskiy, la continuidad de Ibrahimovic o, como no puede ser de otra forma, del eterno rival.
«El Real Madrid de Pellegrini se merecía ganar la Liga, pero ésta se decidió por un detalle. Tenemos que volver a pensar que somos pequeñitos para ser grandes. Ellos seguirán siendo competitivos. A ceros no les podemos ganar, les intentaremos ganar en entusiasmo y en ser un equipo que juega bien».
En cuanto a su nuevo colega en el banquillo blanco, José Mourinho, reiteró que es «uno de los mejores» entrenadores del mundo y celebró que venga a la Liga española, «un lujo», antes de señalar que «cada uno es como es de carácter».
Respecto a la parcela de fichajes, Guardiola destacó que Cesc sigue siendo «un jugador muy importante para el Arsenal» y que es el club inglés «es el que manda».
Aunque el interés azulgrana viene de lejos y el centrocampista insinuó que quiere regresar a la Ciudad Condal, la negociación de su fichaje será larga y difícil. Además, apostilló que el Real Madrid «también quiere a Cesc» y reiteró que se trata de un jugador «joven, muy querido, y que además, nos lo quitaron cuando tenía 15 años».
Pese a que hoy iniciará los entrenamientos con tan solo dos caras nuevas en la plantilla, el brasileño Adriano y David Villa (que se incorporará el nueve de agosto), el entrenador reconoció que la directiva «trabaja en alguna incorporación más», especialmente centrada en un pivote defensivo, y con un ojo puesto en el filial. «Confío mucho en los jóvenes y si he de contar con ellos, lo haré».
Además, reiteró que trabaja «mucho mejor con plantillas cortas» porque le cuesta «ver a futbolistas que no participan o que no van convocados», e insistió en que a la suya le faltan algunos hombres, «pero no demasiados».
«No hay ningún equipo del mundo que tenga toda la plantilla cerrada a estas alturas. Todo cuesta mucho, pero no estoy preocupado», precisó.
Por otro lado, y sobre las posibles altas y bajas, afirmó que, en la venta del defensa Chygrynskiy, «por encima de su decisión está el criterio económico del club. Es cierto que dije que no se movería mientras yo fuese el entrenador, pero había otros intereses. La entidad necesitaba liquidez, hasta el punto de que, en caso de no traspasarle, habría empleados en riesgo de no cobrar».
En cuanto al futuro de Zlatan Ibrahimovic y Rafael Márquez, Guardiola apostilló que decidirán por sí mismos si desean seguir la próxima temporada en el Barcelona. Con estas palabras, insinuó que ninguno tienen la titularidad asegurada, por lo que invitó a ambos a meditar sobre el papel que quieren jugar en el conjunto catalán. «Márquez lleva siete años aquí y es su decisión. Si se quiere quedar, estaría encantado, pero no le puedo garantizar la participación que él desea», aclaró respecto al zaguero azteca.
Más peliaguda es la situación de Ibrahimovic, que cobra casi 10 millones de euros por temporada. El atacante sueco desapareció de la titularidad al final de la pasada temporada y recibió fuertes críticas por su bajo rendimiento.
«Ibra es jugador del Barcelona y lo que hemos hablado queda entre nosotros. Él decidirá su futuro. Es un jugador muy carismático. La campaña pasada acabó como acabó, pero tiene un rol importante en el vestuario», analizó.
Por último, al ser cuestionado por su renovación, reveló que Sandro Rosell le ofreció un contrato por seis temporadas. «Trabajo mucho mejor con contratos cortos, necesito saber que las cosas funcionan, que nos entendemos con los jugadores y con la junta directiva. Y si todo funciona bien, me siento con fuerzas, vale la pena y el presidente quiere, nos sentaremos a tomar un café y renovaré un año más, y así sucesivamente», sentenció.
