El ciclista alemán André Greipel (Lotto Soudal) se adjudicó ayer la victoria en la segunda etapa de la 102ª edición del Tour de Francia, transcurrida entre las localidades de Utrecht y la isla artificial de Neeltje Jans en Zelanda sobre 166 kilómetros de recorrido, en una jornada en la que Fabian Cancellara (Trek Factory Racing) se colocó como líder en la general y en la que Nairo Quintana (Movistar) y Vincenzo Nibali (Astana) resultaron los más perjudicados al ser cortados (1.27 con respecto al resto de favoritos).
El germano se impuso en un apretado final por delante de Peter Sagan (Tinkoff-Saxo) y Mark Cavendish (Etixx-Quick Step), que acabó por acusar la inconsciencia de lanzar muy pronto el sprint. Cancellara, que entró en tercera posición, arrebató el maillot amarillo al australiano Rohan Dennis (BMC) y se convirtió en el nuevo líder de la ronda gala.
Sin ser un perfil con exceso de dificultad, marcado por tramos totalmente llanos, el fuerte viento se convirtió en el principal obstáculo de los corredores, afectados también por las lluvias. Las complicadas condiciones climatológicas fueron un factor decisivo que condicionó el desarrollo de la carrera y causó estragos provocando varios accidentes con caídas en el pelotón y numerosos pinchazos.
Se produjeron los primeros cortes en el pelotón y Etixx-Quick Step impuso un punto más de ritmo para acabar con la aventura de los escapados, al tiempo que se sucedieron con regularidad los primeros abánicos en formación para taparse del viento que llegaba de costado.
Las continuas caídas con motivo de las precipitaciones y las secuelas del viento fraccionaron el pelotón en tres grupos. Mientras Lotto Soudal se repartía con Etixx el testigo para dominar la cabeza del grupo delantero, con Contador (Tinkoff-Saxo) y Froome (Team Sky) como principales espadas, Movistar sufría en el segundo tirando del bloque hasta el punto de entrar en serios problemas.
Nairo Quintana, uno de los favoritos de la competición para coronarse en los Campos Elíseos de París, ‘Purito’ Rodríguez (Katusha), Alejandro Valverde (Movistar) y Vincenzo Nibali resultaron perjudicados por la mala colocación y quedaron entre los cortados del grupo perseguidor, prolongando a cada kilómetro la diferencia con el grupo de cabeza.
El peor de los males
La formación española concentró esfuerzos y se afanó en arropar a su líder del equipo para reducir lo máximo posible los tiempos en la general con el objetivo de no obligar al colombiano a épicas remontadas en las próximas etapas, algo que celebró el colombiano tras cruzar la meta. “Pudimos mantener el equipo, aliarnos con Astana y evitamos que la diferencia hubiese sido mayor”, dijo.
A la llegada a los diques de Zelanda, un reducido grupo llegaron con las opciones intactas de adjudicarse la victoria en la etapa. En un tramo final ajustadísimo, Greipel se llevó el gato al agua en un sprint reducido que celebró: “No tenía todas conmigo, pero estoy contento con la victoria”.
