“Así vosotras, no para vosotras, hacéis la miel, abejas”. Leopoldo Yoldi tomó prestado ese verso del poeta romano Virgilio para resumir la trayectoria de Marciano Cuesta Polo (Veganzones, 1932), que ayer recibió el título de ‘Hijo Adoptivo de la ciudad de Segovia’. “(Ese verso) describe tu vida”, aseguró, explicando a continuación que lo que el homenajeado se ha dedicado a hacer desde joven es a “aprender para luego enseñar”. En un emotivo discurso, Yoldi agradeció a Cuesta, “maestro y amigo”, el “habernos regalado tu vida”. “Es un privilegio tenerte, y tenerte tan cerca”, concluyó el naturalista.
Las palabras de Yoldi recogían el sentir de los segovianos, un centenar largo de los cuales llenaron ayer el Patio del Ayuntamiento, donde se sitúa la estatua de otro ilustre, Agapito Marazuela, para asistir a la concesión del título.
Tras la lectura del acuerdo del pleno de la corporación del pasado 6 de abril, por el que se concedía el título de ‘Hijo Adoptivo de la ciudad de Segovia’ a Cuesta, tomó la palabra la alcaldesa, Clara Luquero, quien comenzó diciendo que, en su responsabilidad municipal, ha tenido “la suerte” de encontrarse con personas como el homenajeado, del que señaló que es “un hombre que ha puesto su trabajo, desinteresadamente, al servicio de los demás”, lo que, “nos debe de servir de ejemplo a todos”.
Luquero resaltó las diferentes facetas de Cuesta. La de profesor, enseñando a sus alumnos Lengua y Literatura; la de investigador, extrayendo de los archivos datos desconocidos, “para en un acto de extrema generosidad, ofrecérselo a la sociedad” y, por último, su asesoramiento histórico – literario al servicio municipal de Parques y Jardines, una labor poco conocida. A este respecto, Luquero reveló un secreto, el de que fue Cuesta fue quien orientó a Parques y Jardines cuando se proyectó colocar en diversos rincones de la ciudad citas literarias grabadas en piedra. La alcaldesa subrayó ayer que, esas frases, cinceladas, proporcionan un valor añadido al espacio donde se encuentran.
“La ciudad de Segovia —prosiguió— quiere cuidar a quienes la quieren, a quienes, desde el anonimato, trabajan por hacerla mejor, a quienes, nacidos o no en ella, se sienten cómplices de su pasado y responsables de su futuro. Por eso estamos aquí”. Acabado su intervención, Luquero entregó un diploma a Cuesta, arrancando a renglón seguido a aplaudir, lo que fue seguido por todos los presentes.
El nuevo ‘Hijo Adoptivo de la ciudad de Segovia’, que también recibió ayer el cariño de Audite y Ágora —las dos formaciones musicales impulsoras de la concesión del título— habló, en un sencillo discurso, de recuerdos de infancia, en concreto de cuando su padre le trajo por primera vez a Segovia, y al final del viaje le preguntó si le había gustado la ciudad. El pequeño contestó diciendo que estaba “muy contento” por haber nacido en Veganzones, pero que después de haber visitado la capital comprendía que, también, le gustaba ser de Segovia. Quizá aquel episodio le marcara el futuro. Lo cierto es que, ayer, Cuesta aseguró que él, como el famoso Buscón don Pablos de Francisco de Quevedo, dice “con presunción” aquello de “yo, señor, soy de Segovia”. Y, para demostrarlo, acabó dedicando a la ciudad unos hermosísimos versos, escritos por Félix García Vielva: “… Eres como una vieja nave anclada / en el dormido mar de la llanura (…) si un día levas anclas y te evades / llévame a bordo de tu nao velera”.
Marciano Cuesta Polo
Nacido en el seno de una familia de doce hermanos, Cuesta se ha dedicado profesionalmente a la docencia, y también al estudio de la música.
Licenciado en Filosofía, y con estudios de Teología, Cuesta aprobó la oposición a la cátedra de Lengua y Literatura, ejerciendo en varios destinos. En su larga trayectoria figura su estancia en el instituto de Cantalejo, y su labor como director del colegio Hispano Brasileño de Sao Paulo. En 1988, el Ministerio de Educación y Ciencia le concedió la orden civil de Alfonso X el Sabio.
Durante ocho años ha investigado el Cancionero de la Catedral de Segovia, que contiene música de compositores españoles, franceses y flamencos, principalmente, de finales del siglo XV e inicios del XVI.
