Las crisis, antes que oportunidades, son siempre inoportunas. Nos cambian las costumbres. Acostumbramos a acompañar a nuestros padres hasta el final de sus vidas, a jugar con nuestros hijos hasta el final de nuestra paciencia y a disfrutar de nuestros amigos al final de nuestras complicadas agendas.
Lo hacemos de manera libre y confiada porque sabemos que hay redes de seguridad que no fallan. Redes familiares, laborales y sanitarias.
Esta crisis nos ha cogido a todos con el pie cambiado. Como sociedad y como Estado. Sin antecedentes. Tan solo la ficción. Sin conocimiento real sobre la amenaza. Hemos ido siempre por detrás del virus.
Sobrevivimos porque está en nuestra obligación genética como especie. No venimos del primate. Somos primates. Cuidamos de la tribu. Nos adaptamos. Nos convertimos en profesores de los hijos, psicólogos de amigos, médicos de padres. Héroes de móvil y sillón.
Después del verano viviremos en un mundo nuevo, peor. Seremos más vulnerables, más pobres y más desconfiados y solo hay una oportunidad que está en nuestra mano: aprender en esta pesadilla. Ser monos más sabios. Ahora estamos a tiempo de resumir estas necesidades globales para futuras-esperemos lejanas-crisis.
1. Compartir información confiable. 2. Coordinar la producción de equipos esenciales. 3. Mover los activos humanos a los focos que lo demanden. 4. Aplicar la tecnología para el control. 5. Crear una red de economía mundial. 6. Blindar la sanidad pública. 7. Priorizar la investigación.
Desde el punto de vista de la comunicación, a la que me dedico desde que salí de Segovia, también tenemos algunas conclusiones:
1. La mejor defensa contra lo viral es la información. 2. Nadie pasará factura por los errores cometidos sino por lo que no se hizo. 3. Aunque la tendencia natural es plantear escenarios optimistas, el liderazgo está en afrontar los peores panoramas y reconocer errores y por último, la sociedad castigará, no tengo duda, a quien pretenda rentabilizar el dolor para benéfico de sus intereses económicos o políticos.
La política es la gestión de lo público y es el momento de hacerlo desde la ciencia y el Estado. Es el momento de que los partidos den un paso atrás. Cooperar es siempre más eficaz que confrontar.
Perderemos familiares, trabajos, privacidad, confianza…pero este maldito virus debería vacunarnos para cuando salgamos, seamos más libres como individuos, más protegidos por lo público como ciudadanos y con una gobernanza más global porque, como hemos visto, los problemas del Homo sapiens no pueden circunscribirse a Segovia, a España o a Europa. Somos una especie que se mueve a escala planetaria y que, en consecuencia, nuestras políticas sanitarias, sociales y medioambientales deberíamos verlas e implementarlas en clave global.
Saldremos. Mientras tanto, hay que conservar la esperanza a pesar de la experiencia. Tengo pendiente enseñar a mi hija El Pinarillo cuando esto acabe.
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(*) Sociólogo y politólogo.