Varios encuentros de pretemporada, y seis jornadas de liga después, los seguidores de la Gimnástica Segoviana pudieron ver, de verdad, al equipo azulgrana que esta campaña aspira a jugar la fase de ascenso a Segunda B como campeón del grupo octavo de Tercera. Tuvo que ser en el Clásico de la temporada, que concluyó con la clásica victoria gimnástica en La Albuera, frente a un Real Ávila que mostró muy buenas trazas de equipo durante la primera parte, para ir poco a poco desdibujándose en la segunda. Tres goles encajó el conjunto encarnado, y en una recta final de partido muy poco ortodoxa por su parte, pudo haber recibido alguno más.
El lógico respeto que se tienen dos de los mejores equipos de la Tercera División se plasmó en un primer tiempo en el que hubo más llamada al orden táctico que a la imaginación ofensiva. La Segoviana, buscando el ataque por las alas, trataba de forzar las acciones con Dani Calleja encarando una y otra vez al eléctrico Issa, mientras que por el lado visitante, Javi de Mesa e Iván Vila exigían a Adri en labores defensivas.
PRIMEROS ESCARCEOS
Pero, sobre todo, primaban las ayudas defensivas, y así ambos equipos lograban librarse de algún que otro susto, como el que protagonizó Rubén Ramiro tras una sensacional pared con Javi de Mesa que acabó desabaratando la zaga gimnástica. En el otro área, Mika, Dani Arribas y Calleja ajustaban el punto de mira en unas primeras acciones de ataque que no terminaban de ser del todo claras, porque todos sus lanzamientos se ejecutaron con un defensor, o varios, delante.
El paso de los minutos relajó las intenciones ofensivas de ambos contendientes, que suavizaron en parte la fuerte presión a la que querían someter a su rival en la salida del balón, y allí fue cuando empezó a decantarse la posesión del lado azulgrana, con Manu conectando muy bien tanto con Asier como con Álex Conde, y percutiendo con más intención por la banda izquierda, donde Rubén ayudaba a Calleja, que por la derecha, donde Arribas y Adri no terminaban de entenderse.
Asier dispuso de una buena ocasión para marcar llegando desde la segunda línea a rematar un perfecto servicio de Rubén, pero su remate se marchó alto. Pero la ocasión más clara de todo el primer tiempo llegó a cinco minutos para el descanso, cuando Álex Conde dejó boquiabiertos a todos, jugadores del Ávila incluidos, tras llevar el balón controlado sorteando rivales hasta dos metros del área pequeña, donde cedió el balón a Mika. El delantero gimnástico, tan sorprendido por la jugada como todos, lanzó el balón fuera.
UNA LESIÓN QUE DESCOLOCA
Del Real Ávila, salvando un fuera de juego de Vila en una jugada peligrosa sobre el marco local, pocas noticias se tenían, señal de que la Segoviana estaba haciendo bien las cosas, hasta que en una ayuda defensiva, Asier cayó lesionado en su rodilla, y rápidamente se pidió el cambio. El equipo de casa se descompuso de tal manera que estuvo a punto de encajar el 0-1 cuando un resbalón de Facundo a la hora de poner el juego la pelota con los pies, facilitó que el Ávila montara una contra absolutamente letal… hasta que llegó Anel para poner orden en la casa.
La entrada de Domingo en el campo por Asier era el cambio lógico, dejando un poso en la Segoviana de más trabajo en la medular, a cambio de ceder algo de claridad en la salida del balón. Pero en fútbol, la práctica suele ir en ocasiones muy alejada de la teoría, y así en el minuto 52 llegó un centro precioso de Adri desde la banda derecha hacia el punto de penalti, donde Mika se hizo con el metro suficiente para poder conectar el balón con la cabeza, colocándolo donde ni Nauzet ni nadie podía llegar.
El juego azulgrana fue poco a poco minando el orden táctico abulense, hasta que Mika lo hizo saltar por los aires con su gol
Curiosamente, el gol descolocó durante algunos momentos a la Segoviana, y enrabietó al Real Ávila, que bien pudo haber empatado en dos acciones continuadas de Sergio Ramos e Iván Vila, a las que Facundo dio una gran respuesta, resarciéndose de su error de la primera parte. Pero era evidente que el 1-0 iba a crear el efecto contrario al que generó en esos minutos de desconcierto gimnástico, y poco a poco el equipo encarnado fue descolgando jugadores en ataque, tratando de llegar más por acumulación que por calidad, con Javi de Mesa casi desaparecido, y tanto Juli (y Diego Ortiz después) e Iván Vila muy bien controlados.
DOS PARA REIVINDICARSE
Fueron numerosos los integrantes de la Segoviana que firmaron un buen partido, pero en la última media hora, dos brillaron con luz propia. El primero fue Manu, que desde el banquillo acertó de pleno con las sustituciones de Dani Calleja y Mika, dando entrada a Dani Abad e Ivi, cuyo trabajo sin balón, y su calidad con él, fueron descatados.
Precisamente en una acción iniciada por Dani Abad llegó el tanto del segundo protagonista de esos últimos treinta minutos, Álex Conde, que recogió un balón suelto tras una acción de fuerza de Rubén, avanzó unos metros, y enganchó con la izquierda un inapelable zapatazo a la escuadra.
El golazo terminó por hundir al Ávila, que cada vez atacó con menos fe, recibiendo varios contragolpes que amenazaron con dejar sentenciado el partido mucho antes de cuando sucedió, pasado un minuto del descuento, cuando de nuevo Álex Conde recibió un gran pase para entrar con ventaja en el área, y marcar el 3-0 aunque Nauzet hizo todo por evitarlo. La victoria de la Segoviana fue inapelable en el primer duelo exigente de la temporada
