En estos últimos fines de semana, en Segovia, abundan las noticias que informan de que algún club ha ascendido de categoría directamente, otros están jugando alguna eliminatoria o promoción de ascenso para conseguirlo y en algunos casos se ha conseguido mantener la categoría. En todas estas situaciones se puede decir que el éxito se ha conseguido y se han cumplido las expectativas que se marcaron a principio de la temporada.
Aunque en cada situación las variables que han llevado al logro son particulares, sí que se puede aventurar que se han tenido que combinar varios factores para que el rendimiento haya sido el más adecuado. Al talento de los jugadores y las jugadoras se ha unido su disciplina a la hora de cumplir las exigencias de los entrenadores. También su mentalidad y motivación han jugado un papel crucial que, unido a una buena planificación deportiva, su gran capacidad para superar los malos momentos y a una adecuada gestión de los recursos económicos, han hecho posible dar el cien por cien de cada uno de los integrantes del grupo.
Estas situaciones positivas que afortunadamente se están sucediendo tienen también sus consecuencias que afectan tanto al equipo como a su entorno, incluyendo a los aficionados, la comunidad y los patrocinadores.
El éxito deportivo genera un sentimiento de orgullo tanto dentro como fuera del equipo, aumenta su popularidad y visibilidad, lo que seguro atraerá la atención de los medios de comunicación y el interés del público. Ahora bien, también se generan unas amenazas, entre las que destaca la búsqueda de unos ingresos que generen estabilidad financiera y a la que hay que unir la presión de cumplir con el rendimiento ya alcanzado. En cualquier caso, siempre es positivo que los equipos aprovechen el buen resultado deportivo para fortalecer su posición e impacto efectivo en su entorno.
