No fue la primera generación que viajó al exterior, pero sí la que más abierta estuvo a las influencias exteriores. No rompe amarras con la tradición, pero en sus componentes se perciben los primeros atisbos de la modernidad. El regeneracionismo, el folclorismo y el modernismo todavía pitaban en la Segovia de los años veinte. El realismo y el expresionismo parecen, en ese panorama, un paso hacia adelante como se desprende de las esculturas de Emiliano Barral o de la literatura de Julian M. Otero. Después vendrán las vanguardias y su reflejo en la obra de un Torreagero, Servando del Pilar, Alfredo Marqueríe y Esteban Vicente.
